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Juan Marsé gana el Premio de la Crítica por su novela 'El embrujo de Shanghai'

Trapiello obtiene el galardón de poesía en castellano, y Atxaga, el de narrativa en euskera

Juan Marsé se ha ganado a los críticos. Su novela El embrujo de Shanghai ha logrado el Premio de la Crítica española de este año, cuyo fallo se dio a conocer ayer en Valencia. Andrés Trapiello, por otra parte, fue distinguido en el apartado de poesía en castellano, mientras Bernardo Atxaga fue el primero en narrativa escrita en euskera. Jordi Coca, Enric Cassassas, Suso de Toro, Xullo L. Valcárcel y Rikardo Arregui Díaz de Heredia son los otros galardonados entre los escritores enlenguas catalana, gallega y vasca, respectivamente. Marsé acogió el premio con gran alegría y lo "dedicó" a su antiguo rival Baltasar Porcel. Trapiello, aunque satisfecho, se mostró decepcionado por la situación de la poesía en España.

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Zanjas abiertas

Calificado por Juan Ángel Juristo, miembro del jurado, como uno de nuestros mejores novelistas desde la guerra civil", Marsé, de 61 años, no tuvo problemas para imponerse como ganador. De hecho, varios críticos señalaron que el escritor podía haber obtenido el galardón -que es honorífico, ya que no está dotado económicamente- con algunos -de sus anteriores libros. No hubo demasiada discusión, por tanto, aunque dos jóvenes autores, Enrique Vila-Matas y Belén Gopegui, como apuntó Rafael Conté, fueron especialmente valorados por el jurado, integrado por una veintena de críticos de los más importantes medios de comunicación. En el libro premiado, según Juristo, Marsé ha quitaesenciado elementos del lenguaje usados por él anteriormente y abunda en temas propios de su literatura para conseguir "un resultado de fascinación poco común".Andrés Trapiello, por su libro Acaso una verdad (PreTextos), fue el ganador entre los poetas en lengua castellana de este galardón de la crítica, que no puede ser otorgado más de una vez a ningún escritor en sus apartados. de castellano, aunque sí puede ocurrir en lo que se refiere a otras lenguas hispánicas. Según el crítico Miguel García-Posada, la obra de Trapiello es fiel a las dos direcciones que han caracterizado su carrera poética: la reelaboración de formas de origen modernista y la ejecución de poemas de "andadura menos imitativa". Su libro, en opinión de este crítico, aporta "una verdad profunda del vivir y del morir", alejada de especuláciones culturalistas. Obras Juan Luis Panero y Rafael Guillén estuvieron presentes en la discusión de los críticos sobre este apartado de poesía.

Jordi Coca, con Louise, un conte sobre la felicitat, y Enric Cassassas, con No hi érem, fueron los ganadores en narrativa y poesía catalanas. Suso de Toro, por su libro Tic-tac, y Xulio L. Valcárcel, por Memoria de agosto, lograron los premios en lengua gallega. Bernardo Atxaga, con Gizona bere bakardadean (El hombre solo), que estos días se publica en castellano, y Rikardo Arregui Díaz de Heredia, con Hari hauskorrak (Los hilos frágiles), ganaron en el apartado dedicado al euskera.

Atxaga recibió la noticia del premio con auténtica sorpresa. "Este año ha habido en el País Vasco varias novelas y libros de cuentos muy notables. Ha sido una buena cosecha". Pero los críticos han elegido su novela como la mejor publicada en euskera. "Los premios siempre ayudan Como cuando armas una empalizada con cerillas. Una más viene bien"."La poesía vive en un gueto"

Trapiello (León, 1953) se mostró dolido y crítico con la situación de la poesía en España. o es ni siquiera la cenicienta de la literatura. Si acaso, es la ceniza, lo que todos pisan como una alfombra camino de ninguna parte. La poesía vive hoy en un gueto de poetas y 300 lectores: es víctima de un exterminio deliberado y sin embargo ¿cómo poder vivir sin los grandes poetas, Cervantes, Gutiérrez Solana, Stendhal, Machado, Leopardi, Shakespere ... ?". Y añadió: "Han reducido la poesía a una actividad de bricolage y equiparan a los poetas con las señoras que hacen flores de trapo. Hoy mismo [por ayer] leo con tristeza las declaraciones de nuestro ruidoso Nobel: la poesía es una cosa de maricones', viene a decir. Cervantes estaba orgulloso de sus versos, que no le reconocieron, y Unamuno penó toda su vida por que acogiesen con afecto aquellos poemas suyos llenos de brío y alma. Lo que no es la poesía es cosa de horteras ni de bocazas, sino de gentes solitarias y silenciosas" Andrés Trapiello se refiere a unas declaraciones de Cela, publicadas ayer en el suplemento Babelia. "Un poeta es un hombre insatisfecho, de ahí que esta sociedad, ahíta y satisfecha, no quiera saber nada de unos hombres, maricones y no maricones, que seguimos preguntando sobre el amor y la muerte bajo la guadaña del tiempo, eso tan breve, eso donde no cabe la vanidad", concluyó.

"Oigo el crujir de dientes de Porcel"

Babelia

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