La OMS anuncia la próxima puesta a punto de la vacuna de la malaria

Las esperanzas de obtener una vacuna contra la malaria o paludismo están cada vez más cerca de convertirse en realidad. Así lo evidencian los resultados de las pruebas a las que está siendo sometida la vacuna del investigador colombiano Manuel Patarroyo, en Tanzania, uno de los países más azotados por esta enfermedad, que cada año mata a un millón de niños africanos y provoca entre 300 millones y 500 millones de casos clínicos en el mundo.La vacuna de Patarroyo ha superado satisfactoriamente la segunda fase de las pruebas. Las conclusiones preliminares muestran que esta vacuna, cuyos derechos de desarrollo y distribución fueron ofrecidos a la Organización Mundial de la Salud (OMS) el pasado mes de mayo por el propio Patarroyo, provoca una fuerte respuesta inmunitaria contra la malaria sin originar efectos secundarios indeseables.

Los resultados de la tercera y última fase de pruebas estarán disponibles en octubre de este año, pero el director del programa de Investigación y Formación sobre Enfermedades Tropicales de la OMS, el doctor Tore Godal, señala ya que el "test tanzano ha permitido ver que se ha recorrido más de la mitad del camino en la puesta a punto de la primera vacuna antimalaria eficaz". Los investigadores esperan que esté lista para utilizarse a escala mundial a partir de 1998.

300 picaduras al año

Godal espera que la comunidad internacional continúe proporcionando fondos, a pesar de la crisis. La vacuna del colombiano, que actúa contra una de las formas más virulentas, el Plasmodium falciparum, conocida científicamente como SPf66, ha sido probada primero en Colombia, Venezuela, Ecuador y Brasil, donde se ha mostrado eficaz entre un 40% y 66% entre los adultos y en un 77% entre los menores de cinco años.Pero es en África donde esta vacuna tiene que pasar el examen más difícil. No en vano, una persona en Kilombero, Tanzania, está expuesta a recibir hasta 300 picaduras de mosquitos infectados al año. Los más sensibles a la malaria son los niños, pues los adultos a fuerza de haber estado expuestos repetidamente durante la infancia, desarrollan una inmunidad natural.

Como indica Godal, si la vacuna "nos permite reducir la mitad del índice de casos y si esta disminución se traduce en una reducción de la mitad del índice de mortalidad, podremos salvar la vida a medio millón de niños africanos cada año".

En la actualidad, se están llevando a cabo pruebas en otros lugares donde hay malaria: dos en Colombia, por el propio equipo de Patarroyo; la de Tanzania, que cuenta con la participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, y otras en Tailandia y Gambia.

La vacuna SPf66 tiene la particularidad, además, de ser la primera químicamente sintetizada. "En los últimos cinco años, la mayoría de los científicos ha abandonado este proceso, ya que es muy difícil obtener una respuesta inmunológica apropiada con este tipo de componentes. Patarroyo es uno de los pocos que ha continuado creyendo que esto era posible y ha proseguido su trabajo", declaró el especialista en malaria del TDR, Howard Engers.

Según este especialista, la malaria no se va a poder combatir sólo con la vacuna. También serán necesarios medicamentos, personal especializado, protección y el control de los vectores transmisores.