Optimismo de Arafat, Peres y Clinton tras la firma de un acuerdo de seguridad entre Israel y la OLP

El Gobierno israelí y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) se congratulaban ayer de haber logrado un avance concreto hacia la autonomía de Gaza y Cisjordania y, por primera vez en meses, trazabanun panorama optimista para el futuro del proyecto de paz. Poco después de firmar con el ministro de Exteriores israelí, Simón Peres, un "acuerdo de seguridad" en El Cairo al filo de la medianoche del miércoles, el líder palestino, Yasir Arafat, proclamó el inicio de"una nueva era". Visiblemente satisfecho, Peres dijo que se habían resuelto "cuestiones muy difíciles". En Washington, el presidente norteamericano, BUI Clinton, describió el acuerdo como "otro gran hito" en la búsqueda de paz para Oriente Próximo.

Aparte del desbloqueo que se perfila al alcance, en algo en lo que los negociadores palestinos e israelíes están de acuerdo es en que van a necesitar más tiempo para llevar el acuerdo a la práctica. El primer ministro israelí, Isaac Rabin, declaró ayer que la conclusión de los detalles y el acuerdo total podría demandar un mes de nuevas negociaciones, ya que, si bien se ha logrado una solución a los problemas de seguridad (la cuestión del control de los puestos fronterizos entre Jericó y Jordania, por un lado, y de Gaza y Egipto, por otro, y la seguridad de los colonos) queda todavía por resolverse otro tema espinoso: la exacta dimensión del enclave autónomo de Jericó, donde la OLP planea establecer su centro de operaciones. Éste es un punto crucial que deberán dilucidar Arafat y Rabin en otro encuentro.En medios oficiales palestinos e israelíes, ayer existía consenso de que los principales obstáculos han sido superados. La fórmula forjada en El Cairo y contenida en un documento de 21 páginas es aceptable para ambos. Si bien Israel, fiel a la Declaración de Principios firmada en Washington el pasado 13 de septiembre, sostiene que el Gobierno del Estado israelí debe ser el responsable de todos los aspectos de seguridad, ha dejado claro que está dispuesto a compartir esa tarea con la OLP en lo que atañe a los cruces fronterizos. Así, en cada frontera habrá dos controles, uno israelí y otro palestino. Pero en la práctica autoridades israelíes tendrán la última palabra, por ejemplo, sobre quién entra en Jericó a través del puente Állenby, y a Gaza, por el cruce de Rafa. Los palestinos mantendrán su propio control en oficinas a cargo de funcionarios palestinos y sobre las que ondeará la bandera palestina. Un portavoz israelí puntualizó ayer que agentes de su país escudriñarán los puestos aduaneros palestinos detrás de un espejo. Ese recurso, dijo, evitará roces porque minimizará el perfil de los aparatos de seguridad israelíes. En suma, Israel mantendrá su poder de Veto.

El otro punto crucial que, había empujado a las negociaciones a un círculo vicioso y paralizado el proyecto de autonomía que debía haber entrado en vigor el pasado 13 de diciembre (la cuestión de la seguridad de los colonos de los asentamientos judíos en Gaza y el área de Jericó) también ha hallado una salida satisfactoria para Rabin, y Arafat. En los sectores de la franja de Gaza donde existen asentamientos, el Ejército israelí tenderá tres cordones de seguridad, que incluirán bases militares para tropas con la específica misión de proteger a los colonos. El Ejército controlará los caminos entre los asentamientos y el territorio israelí, y patrullará por rutas secundarias en coordinación con la futura policía palestina.

Los soldados israelíes se reservarán el derecho a responder directamente a cualquier ataque contra civiles y asimismo a perseguir y capturar a los autores, que, al menos en teoría, serían luego entregados a las autoridades palestinas.