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González y Cavaco Silva se reparten el bacalao noruego

Los jefes de Gobierno de Portugal y España intentan limar sus diferencias en la reunión de Mallorca

Hasta las cumbres comunitarias de Bruselas, portugueses y españoles discrepaban sobre los pasos pendientes en la construcción europea. Concluida la reunión de los Doce, ambos países ibéricos divergen ahora sobre cuestiones más prosaicas, como el reparto del bacalao noruego entre sus flotas pesqueras. Incapaces de ponerse de acuerdo, los funcionarios han pasado la pelota a los jefes de Gobierno, Felipe González y Aníbal Cavaco Silva, que este fin de semana tienen previsto intentar resolver la delicada cuestión en su cita mallorquina.González celebra ayer y hoy su última cumbre bilateral del año con su homólogo portugués. Ambos estarán acompañados de 11 ministros y secretarios de Estado, que mantendrán a su vez ocho reuniones sectoriales. A pesar de las restricciones presupuestarias -organizar este encuentro en una isla cuesta dos veces y medio más, aproximadamente, que hacerlo en Madrid-, el Gobierno ha elegido Mallorca para estar a la altura de los portugueses, que en diciembre pasado invitaron al jefe del Ejecutivo español a Madeira.

Enfrentadas hasta ahora, por ejemplo, sobre las adaptaciones institucionales de la Unión Europea previa a la ampliación a cuatro nuevos países miembros -Portugal intenta evitar que los países grandes resulten favorecidos-, Lisboa y Madrid han aparcado los grandes temas de la integración comunitaria porque la propia UE vivirá ahora una pausa. González y Cavaco están, no obstante, preocupados por la iniciativa de seis países comunitarios, encabezados por Alemania, de establecer relaciones diplomáticas con Macedonia. Ambos temen una crisis con Grecia, que presidirá la UE a partir de enero.

Con la entrada en vigor del Espacio Económico Europeo el próximo 1 de enero, las notas pesqueras española y portuguesa volverán a poder pescar bacalao en los ricos caladeros noruegos, de donde fueron expulsadas en 1981 y 1985, respectivamente. La cuota para 1994 asciende a 13.500 toneladas, que el director general de Pesca de la Comisión Europea, el portugués José Almeida, propuso repartir mitad-mitad, aunque ahora habla de otorgar dos tercios a España y uno a Portugal. Pero Galicia y Euskadi piden el 75%.

En el zoco bruselense, las partes han empleado argumentos contrapuestos. Los españoles han recordado que su flota pesquera tenía 620.000 toneladas de registro bruto, frente a 195.000 los lusos. Los representantes de Lisboa señalaban, en cambio, que ellos importan seis veces más bacalao de Noruega que España. Si no se alcanza un acuerdo hispano-luso, que los jefes de Gobierno intentarán impulsar, ninguna de las dos flotas podrá pescar desde enero.

El bacalao es el más apremiante de los pequeños problemas entre ambos vecinos. Lisboa está además preocupada por las consecuencias sobre los ríos comunes del Plan Hidrológico español, mientras en Madrid se está algo inquieto por la tardanza del Parlamento luso en ratificar el acuerdo por el que Portugal se compromete a readmitir a todos los inmigrantes ilegales de países terceros que entren en España a través de su frontera. El acuerdo fue firmado hace 10 meses.

Otro de los reproches lusos no tiene solución. En los nueve primeros meses del año, la balanza comercial arrojó un superávit para España de 220.000 millones, logrados gracias a un aumento de las exportaciones españolas y a la caída del 2% de las exportaciones portuguesas a su vecino occidental.

La balanza por cuenta corriente está, en cambio, más equilibrada porque la inversión española fue en 1992 de 62.000 millones. Un tercio de la inversión extranjera en Portugal es española.

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