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Pablo Escobar protesta en una radio colombiana desde la clandestinidad por la expulsión de su familia de Alemania

Mientras la esposa y dos hijos del fugitivo narcotraficante Pablo Escobar Gaviria descendían en la noche del lunes, en mitad de una pista del aeropuerto de Bogotá, del avión de Lufthansa que los devolvía de Francfort en calidad de indeseables, la voz del narcotraficante más buscado del país irrumpió en una emisora radiofónica de Medellín para decirle al embajador de Alemania en Colombia, Heribert Wockel, que la deportación de la familia Escobar resultaba "absolutamente repugnante".Pablo Escobar contactó con un viejo periodista conocido suyo, a quien dio las claves de sitios donde se habían conocido en la época en que el fugitivo era parlamentario y protector de las barriadas pobres de Medellín, y alternaba con los reporteros locales.

Con una sorprendente tranquilidad, si se tiene en cuenta que desde hace 15 meses lo persigue un contingente de 1.500 soldados y policías de élite, apoyados por agentes de la DEA (la agencia antidroga norteamericana), Escobar pidió que "contaran hasta tres" para empezar a grabar lo que los servicios secretos consideran una bomba de relojería.

El narcotraficante fechó su comunicado en Río Negro, localidad cercana a Medellín, y pidió para su esposa, María Victoria Henao, y sus hijos Manuela y Juan Pablo, así como para Camila Ochoa, novia de éste, un trato humanitario.

"Se creía que después de la Guerra Mundial, Alemania siempre fue líder en la defensa de los derechos humanos, pero su Gobierno ya olvidó que Colombia y otros países de América Latina han sido el paraíso y refugio de ciudadanos alemanes, y que nunca se tildó de criminales a sus familiares inocentes", recordó Escobar al embajador Wockel.

Ayer, el documento era objeto de detallado análisis en la delegación diplomática germana, custodiada por un tanque militar y más de 50 agentes de seguridad y policía militar que restringían el paso de vehículos y transeúntes en previsión de represalias del aparato militar del cartel de Medellín.

Paradero desconocido

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Hasta el mediodía del martes, el paradero de los cuatro familiares de Escobar era un misterio. En el hotel del centro de Bogotá adonde llegaron escoltados por fuerzas de seguridad y policía para dormir por primera vez después de su odisea de 48 horas en busca de asilo en Europa, sus nombres ya no aparecían registrados como huéspedes. Tampoco habían llegado a Medellín, donde los esperaban los teleobjetivos de centenares de fotógrafos.Se especulaba con que hubieran salido de incógnito hacia un lugar diferente a Medellín, donde los Pepes (Perseguidos por Pablo Escobar) distribuyeron un comunicado afirmando que hasta ahora nunca habían atacado a la esposa e hijos del capo, pero que si éste ponía en marcha un plan de secuestros de hijos de políticos y notables, el grupo respondería de igual manera.

Por su parte, el ministro del Interior, Fabio Villegas, afirmó que "es obligación del Estado dar seguridad a cualquier ciudadano colombiano" y que la Cuarta Brigada del Ejército, con sede en Medellín, se encargaría de la protección de la esposa e hijos del fugitivo, a quienes, añadió, el Gobierno no considera perseguidos políticos. La protección policial de que disponían los familiares de Pablo Escobar les había sido retirada, sin embargo, hace unos días por la Fiscalía.

La viuda del narcotraficante, mientras tanto, hizo llegar ayer a la prensa un llamamiento escrito a las Naciones Unidas y a Amnistía Internacional para encontrar asilo en el extranjero para ella y sus hijos.

De otra parte, según el diario El Espectador, que cita como fuente al ministro alemán del Interior, el sobrino de Pablo Escobar, Nicolás Escobar Urquijo, hijo de Roberto, Osito, detenido en la cárcel de Itaguí, se encuentra en el peñón de Gibraltar.

Escobar Urquijo "solicitó permiso para salir de Gibraltar hacia Alemania, pero el Ministerio del Interior germano se comunicó con Londres y le pidió oficialmente que impidiera ese viaje porque serían inmediatamente rechazados".

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