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Empeoran dos de los huelguistas de hambre que piden más dinero para el Tercer Mundo

La huelga de hambre convocada por varios ciudadanos para conseguir que el 0,7% del producto interior bruto (PIB) de España sea destinado al Tercer Mundo cumple hoy ocho días. Y también está a punto de acabar con las últimas fuerzas de dos de las siete personas que la siguen. Pero Juan Luis Hierro, de más de 60 años, y Javier Repullés, de 57, quieren continuar sin tomar alimento, aunque sea a costa de su salud. El sindicato UGT les ha cedido parte de la escuela Julián Besteiro, donde piensan permanecer en huelga hasta que el Gobierno les atienda en su petición.

En Madrid son siete personas las que están en huelga, pero en total suman el centenar en toda España. Pertenecen a colectivos de todas las ideologías y les une la preocupación por un mundo que, según dicen, "como siga así, va a explotar". Aseguran que no abandonarán la huelga hasta que no vean que existe una voluntad de compromiso por parte del Gobierno de ceder el 0,7% del PIB al Tercer Mundo. Algunos países occidentales como Suecia o Dinamarca dan en ocasiones más del 1% en ayuda al desarrollo. España apenas llega al 0,3%.La falta de alimento en estos días está haciendo estragos entre los más delgados. Juan Luis, el que peor se encuentra de todos, sufrió ayer por la mañana un desmayo, y se negó a tomar glucosa para recuperarse. Con la mirada triste, y arropado por un abrigo de lana a pesar del calor de la habitación, Juan Luis atendía ayer a la charla de Javier Repullés, jesuita y fumador empedernido de Celtas, a quien la debilidad no le impide mantener una lucidez a prueba de bomba.

"¿Qué más da que nuestra salud se esté deteriorando?", explicaba ayer Javier. Una barba larga y canosa, la delgadez y unos profundos ojos negros le hacen parecer un personaje bíblico. "Si mi muerte sirve para que la gente se dé cuenta de que hay que hacer algo por el Tercer Mundo, al que tenemos amordazado, llegaré hasta donde haga falta".

¿Y cómo pasar los días con el estómago tan vacío como los pobladores del Tercer Mundo, al que quieren sacar del pozo? "Trabajando como mulos", bromea Javier. Los huelguistas tienen un horario apretado. Se reúnen varias veces al día y discuten sobre sus principios. Médicos de Cruz Roja les reconocen por las mañanas y por las tardes. Al caer la noche, reciben las visitas de la gente que les muestra su apoyo y celebran juntos una eucaristía. Eso sí, los ateos, que los hay entre los huelguistas, no asisten. A las once de la mañana de hoy han convocado en la escuela Julián Besteiro, en la calle de Azcona, 53, a los madrileños para un ayuno simbólico por la cesión del 0,7% del PIB.

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