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El Gobierno alemán pide cordura en relación con la posible sangre contaminada con sida

Biotest comercializó en España, a través de Madaus, una gammaglobulina sin riesgo

Sabine Bergmann-Pohl, subsecretaria del Ministerio de Sanidad alemán, hizo ayer un llamamiento a la cordura en relación con el escándalo de la sangre supuestamente contaminada con el virus del sida, advirtiendo que es posible que muera más gente por el pánico desatado que por la eventual infección a través de transfusiones. "Es uno de los capítulos más trágicos de nuestro sistema de salud", dijo. Por otra parte, la firma Biotest, que distribuye en España el Citotect, una gammaglobulina utilizada en trasplantes, negó ayer que exista peligro alguno de contagio, pese a que ha usado plasma procedente de la firma UB Plasma, ya que, además de haber utilizado sus propios controles, el producto está "inactivado".

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Bergmann-Pohl explicó a los médicos reunidos en Berlín que lo más probable es que muriera más gente como resultado de negarse a ser operados por miedo a las transfusiones que por contraer el virus del sida.La opinión generalizada de la clase médica y más aún, de los expertos conocedores de la enfermedad, es que "no hay ningún escándalo del sida" más que el creado por las declaraciones del ministro de Sanidad, Horst Seehofer, pidiendo que se hicieran la prueba todas aquellas personas que hubieran recibido una transfusión sanguínea desde 1980. Lo único que hay hasta el momento es la sospecha de irregularidades en la manipulación y control de la sangre sobre la firma UB-Plasma Labor de Coblenza.

En este sentido, pese a que aún no se ha comprobado ningún caso de contagio directamente relacionado con esta compañía, el semanario Der Spiegel, en su número que sale hoy a la calle, investiga el funcionamiento de la empresa de Coblenza y descubre no solo irregularidades, sino también suciedad y falta de profesionalidad, amén de corrupción.

UB-Plasma Labor suministraba además sangre a numerosas empresas que fabrican fármacos derivados de la sangre humana, lo que está causando aún mayores complicaciones.

Producto inactivado

La empresa Biotest, que comercializa en España, a través de los laboratorios Madaus de Barcelona, un producto denominado Citotect, que se utiliza en los trasplantes de órganos para combatir infecciones de citomegalovirus, es una de las que se suministraba, en parte, por la firma UB-Plasma Labor.

El jefe de marketing de Biotest, Peter Pustoslemsek, explicó que este producto esta "inactivado" y que, consecuentemente, no puede trasmitir virus ni bacterias. En su opinión, el escándalo está siendo sacado completamente de sus dimensiones. "Sobre cada cinco millones de transfusiones, el riesgo estadístico de contaminación está entre cinco y 10 casos. Las estadísticas demuestran que los narcóticos son muchísimo más peligrosos que los medicamentos", aseguró.

Ane Schumacher, experto de la citada firma, reconoció que en ningún caso existe un 100% de seguridad en la sangre y en los productos derivados de ella, pero explicó que Biotest, fundada en 1946, tiene sus propios sistemas de pruebas a los que somete todo el plasma que le llega, independientemente de que haya sido ya comprobado en origen.

La proporción de plasma comprado por Biotest a la firma supuestamente causante del escándalo es, sin embargo, muy reducida, unos 5.000 litros de un total de 125.000.

Hoy se hará público el resultado de los análisis de las primeras 4.000 muestras de productos de UB-Plasma Labor. Según explicó ayer el fiscal de Coblenza que lleva el caso, Norbert Weise, se analizarán hasta 20.000 muestras más y se entrevistará a unos 5.000 donantes. Según Weise, se tardará "más de un año" en aclarar la situación. Hasta el momento, reconoció el fiscal, sólo se han denunciado tres casos de infección supuestamente a causa de la sangre de UB-Plasma Labor, aunque todavía hay que efectuar comprobaciones. Según explica hoy Der Spiegel, las autoridades sanitarias tenían conocimiento de las irregularidades de la firma de Coblenza desde 1987.

Por su parte, el Instituto de Serología de Dinamarca descubrió el pasado sábado en reservas de material farmacéutico una decena de productos sanguíneos elaborados a partir de la sangre, supuestamente contaminada con sida, por los laboratorios alemanes UB-Plasma. Se trata de unos derivados prescritos para "formas rarísimas de inflamación cerebral", según ha declarado su director.

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