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"Caza de brujas"

Casi cuatro décadas después del levantamiento de Budapest, el Tribunal Constitucional húngaro ha abierto la caza de los implicados en la represión que cometieran crímenes. Según los jueces supremos, los enfrentamientos entre el levantamiento nacional de 1956 y las fuerzas soviéticas apoyadas por comunistas del interior fue una "guerra", por lo que todos los que cometieran crímenes contra la Convención de Ginebra deberán ser perseguidos.En Budapest, políticos e historiadores han comenzado a debatir el alcance de esta decisión. Según unos, sólo afectará a quienes se pueda probar una intervención activa en crímenes contra la población durante los incidentes entre el 23 de octubre y el 4 de noviembre.

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Otros aseguran que también pueden ser acusados los implicados en la represión que siguió al aplastamiento del levantamiento por los tanques soviéticos. Esta interpretación amplia podría extenderse a todos los miembros del partido comunista (Partido Socialista Obrero Húngaro, después de 1957) con responsabilidades públicas.

El miedo de los partidos del Gobierno y especialmente del Foro Democrático a un "resultado polaco" en las elecciones previstas para mayo o junio próximo son, señalan, la explicación más convincente para esta sentencia, que, si persigue sólo a criminales de aquellos días de 1956 puede tener un efecto de tardía justicia histórica, pero si no acabará siendo una caza de brujas.

La victoria de los ex comunistas en Polonia fue recibida con estupor en Budapest. Polonia y Hungría son los dos países en los que los partidos comunistas participaron decisivamente en la liquidación del régimen comunista, por lo que sus herederos, hoy socialistas o socialdemócratas, se han recuperado con rapidez. El principal objetivo de la caza al ex comunista que puede surgir tras la sentencia del Tribunal Constitucional podría ser Gyula Horn, líder incuestionable de los socialistas. Horn, es un hombre de gran prestigio en Alemania porque decidió la apertura de la frontera hacia Austria y permitió la huida a Occidente de miles de alemanes orientales en agosto de 1989. La decisión rompió el telón de acero y dio paso a la reunificación alemana.

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