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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

En los límites

LA CREACIÓN artificial de embriones humanos clónicos, es decir, idénticos, en mayor o en menor número, constituye uno de esos momentos límite en los que el hombre debe examinar con cuidado el rumbo de sus avances científicos. El primer experimento de clonación humana realizado en EE UU por el investigador Jerry Hall- y su equipo del Centro Médico Universitario George Washington no es algo estrictamente novedoso desde el punto de vista científico: viene haciéndose desde hace algún tiempo en animales. Pero ,su aplicación al ámbito humano suscita una gran inquietud por cuanto hace más verosímil la fantasía imaginada por Aldous Huxley hace 60 años: la existencia de humanos clónicos diseñados a la carta y la posibilidad de ir creando una especie humana de segunda clase, a la que se pudiera manipular con fines políticos y sociales.Quince años después del nacimiento del primer bebé probeta, la niña Louise Brown, los formidables avances de la biotecnología han hecho posible que casi todas. las situaciones imaginables entonces sean hoy verosímiles. Consecuentemente, la reproducción en la realidad de los rasgos más repelentes del literario mundo feliz no es algo que pueda descartarse si las sociedades y la comunidad científica no lo juzgan indeseable. La cuestión, pues, no está en poner puertas al campo del saber y del conocimiento, sino, de que el hombre tenga capacidad de respuesta en el campo de la ética y de la ley para controlar en todo momento el. desarrollo de la ciencia. Al conocimiento científico no es posible ponerle limitaciones, pero sus aplicaciones son susceptibles de ser reguladas, y deben serlo, porque algunos de sus efectos pueden ser perniciosos.

En cualquier caso, la experiencia aconseja recibir sin alarmismos las innovaciones científicas y sus aplicaciones por más chocantes y llamativas que pudieran parecer. No es necesario recordar que todo avance relacionado con la reproducción, incluidos los aceptados hoy por todo el mundo, suscitaron en su día severas controversias filosóficas o teológicas. ¿Quién iba a decir que sería socialmente aceptado el logro científico de transferir un óvulo, saltando una generación, del seno de una mujer al de su hija, dando lugar así a un futuro vástago que seria a un mismo tiempo hijo de su madre y de su abuela?

De momento, al menos, parecen difícilmente asimilables situaciones como las de unos padres guardando copias idénticas de embriones de manera que si su hijo necesitara después un trasplante de órganos la madre pudiera dar a luz un hermano idéntico que donara el órgano necesitado, o que fuera la réplica exacta del hijo anteriormente fallecido. Pero, mas allá de su discutible objeto social y de su escasa incidencia en la reproducción asistida, la técnica de clonación plantea riesgos mucho más inquietantes: facilitar en el futuro la creación de fábricas de fetos o incluso de adultos para satisfacer las necesidades de la industria médica en materia de trasplante de órganos, o, lo que sería aberrante, crear individuos en serie de determinadas características si se llegara a manipular el patrimonio genético de los embriones.

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El riesgo no es descartable: la civilización actual es la primera en la historia que es capaz de llevar casi inmediatamente a la práctica sus descubrimientos teóricos al tiempo que tiene dificultades en establecer un código ético universal en el campo de sus experimentos. Y aunque no hay que dar lugar a que en el río revuelto de los problemas éticos de la ciencia y de los espantos reales o imaginarios -que evoca hagan su agosto los moralistas de ocasión, ello no quiere decir que la investigación de vanguardia, sobre todo en el campo de la biogenética, no se encuentre hoy en un atolladero moral. Quizás sea exagerado, como algún científico ha propuesto en determinado momento, establecer una moratoria en el campo de la ingeniería genética, pero lo que es ineludible es someter a un permanente debate social y científico- sus implicaciones éticas y legales.

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