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El Ejército anuncia que dejará el poder en Burundi a cambio de una amnistía

AGENCIAS, Dos días después de haberse hecho con el poder mediante un golpe de Estado, los militares burundeses ya parecen dispuestos a abandonarlo. El jefe del Ejército, el teniente coronel Jean Bikomagu, anunció ayer a una emisora que los militares estaba dispuestos a volver a sus cuarteles a cambio de una amnistía. Mientras tanto, François Ngeze, un antiguo ministro del Interior que había sido nombrado jefe de Estado por los golpistas, aseguraba que se había visto "forzado" a jugar un papel que no deseaba.

El jefe del Ejército anunció que la institución estaba también dispuesta a aceptar la vuelta al poder del partido elegido democráticamente, el Frodebu. No dio, sin embargo, ninguna información sobre la suerte del líder del Frodebu, Melchior Ndadaye, que había asumido la presidencia hace tres meses antes de ser derrocado el jueves. Según las primeras informaciones, los golpistas habrían matado a Ndadaye y a varios de sus colaboradores. Ngeze, por su parte, anunció ayer que se iba a abrir "una investigación" para determinar la suerte del presidente depuesto.

Presiones externas

Las presiones internacionales parecen haber jugado un papel importante en la marcha atrás de los golpistas. Ayer mismo, el Gobierno francés anunció la "suspensión inmediata" de la cooperacion civil y militar, fundamental para el pequeño país africano. Bélgica, Alemania y Estados Unidos han anunciado también la congelación de su ayuda.

Mientras tanto, y a la espera de que se clarifique la situación, decenas de miles de burundeses seguían ayer huyendo de su país hacia Ruanda por temor a un genocidio. Según confirmaron ayer fuentes del Comité Internacional de la Cruz Roja, ya habían llegado en los últimos dos días al vecino país unos 35.000 refugiados, principalmente de la etnia mayoritaria hutu, que teme las represalias del Ejército, controlado por la etnia minoritaria tutsi.

Huidos burundeses llegados a Kigali aseguraron que ayer se produjeron enfrentamientos tribales en el norte del país. Diversos testigos relataron que decenas de cadáveres eran arrastrados por las aguas del río Akanyaru, en la frontera. Jean Minani, ministro de Sanidad en el Gabinete de Ndadaye, proclamó ayer un Gobierno en el exilio con base en Ruanda.

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Por otra parte, la Oficina de Información Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores en Madrid fue ayer incapaz de proporcionar información alguna sobre la situación de los 30 españoles -seis visitantes y 24 residentes permanentes- en Burundi, aludiendo a las dificultades provocadas por el corte de las comunicaciones en este país.

Diversos familiares, especialmente de los seis jóvenes que realizan una estancia de un mes para aportar ayuda humanitaria, expresaron ayer su malestar ante la "poca o nula atención" prestada por Exteriores a la situación en Burundi, que depende de la Embajada en Zaire.

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