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Orson WeIles, en el carnaval de la miseria

Proyectada en Washington la película perdida en la que el cineasta retrato la pobreza de Brasil

Antonio Caño

El cine ha descubierto ahora uno de los grandes errores cometidos por Estados Unidos durante la II Guerra Mundial: enviar a Orson Welles a México y Brasil para hacer patria. Lo que en realidad hizo el genial director se muestra ahora en una película titulada It's all true (Todo es verdad), que este fin de semana ha abierto en Washington el VI Festival de Cine de las Américas, donde Welles utiliza su arte para denunciar la miseria y la marginación de los pobres de América Latina.La cinta, desechada por los ejecutivos de Hollywood de entonces, estuvo desaparecida hasta que en 1985 un ejecutivo de la Paramount la encontró escondida, sin el nombre del director ni referencia alguna, en los archivos de la compañía. Desde ese año hasta ahora, tres directores norteamericanos (Richard Wilson, Myron Meisel y Bill Krohn) han trabajado para montar un filme que explica los pormenores de la historia y rescata muchas de las mejores imágenes rodadas por Welles en México y, sobre todo, en Brasil.

Aunque sólo fuera por el disfrute de los minutos iniciales, cuando el propio director, que sabía que su cinta estaba condenada al ostracismo, explica con ingenio y brillantez los obstáculos que se interpusieron en esta producción, merece la pena la película.

Era el año 1941. Estados Unidos entraba en la II Guerra Mundial tras el ataque japonés a Pearl Harbour. La primera preocupación del Gobierno norteamericano en ese momento fue la seguridad de su propio continente, por el que circulaban entonces dictadores que se podrían ver tentados de simpatizar con el Eje. Los directivos de RKO pensaron que la mejor forma de colaborar con su nación en esos momentos era rodar una película de la exaltación de la solidaridad hemisférica y de los valores de los países americanos.

Pusieron al servicio de esa empresa al que entonces era su mejor hombre Orson Welles, que acababa de convertirse en el número uno con su película Ciudadano Kane .

Pueblo de agricultores

Welles rodó primero unas escenas chocantes en México: un pueblo de agricultores en el día de la bendición de sus animales por el cura de la parroquia. Son ocho o diez minutos magistrales, pero que, desde luego, no encajaba bien con el proyecto.En todo caso, Welles siguió con su película y llegó como un héroe a Río de Janeiro. El encargo era rodar el carnaval, las mulatas y la samba. Welles rodó el carnaval, pero un carnaval de negros descalzos y sin dientes, mulatas obesas con el hijo a cuestas y los sambistas populares que encontró en las favelas.

Pero la historia se complica más. Mientras Welles estaba en Brasil ocurrió algo que conmovió a ese país: cuatro pescadores de las olvidades tierras del norte (en la ciudad de Fortaleza) decidieron navegar sobre sus balsas de troncos cientos de millas hasta la ciudad de Río para denunciar la miserable situación en la que vivían. Como cabía esperar, Welles se sintió atraído por el caso. Olvidó la samba, la solidaridad hemisférica, se fue a Fortaleza y se puso a rodar el episodio de los cuatro pescadores.

Lo que hoy ofrece Its all true son 45 minutos sin voz del fragmento Four men in a raft, el único que completó, y otras imágenes en bruto en las que Welles trataba de contar la tragedia cotidiana de los pobres. Obviamente aquello no le gustó a la dictadura de Getulio Vargas, que enseguida envió a un hombre a Hollywood para advertirles a los productores que habían enviado a Brasil a un comunista.

La compañía RKO, seguramente convencida de que era inútil presionar a Welles para que que cambiara la dirección de su trabajo, comenzó a poner obstáculos presupuestarios hasta que el director no tuvo más remedio que suspender el rodaje. Antes hacerlo, como una especie de testamento ante la historia, rodó, esos minutos iniciales en los que cuenta su versión.

La película, que ya ha sido estrénada comercialmente en Nueva York, dura 90 entretenidos y bellísimos minutos, nos devuelven ese eslabón perdido de la historia de este continente. En el Festival de las Américas se ofrecen otros 19 títulos con lo más nuevo de la cinematografía latinoamericana. España está representada por el filme de Pilar Miró El pájaro de la felicidad.

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