CiU y Coalición Canaria salvan los presupuestos

El Gobierno despejó ayer la "preocupación inicial por conseguir la estabilidad política" que su presidente, Felipe González, expuso el miércoles en los pasillos del Congreso. Habrá presupuestos para 1994, porque los 178 votos que reunieron socialistas, catalanes (CiU) y Coalición Canaria (CC) se impusieron a los 157 de populares, Izquierda Unida y el Grupo Mixto, que pretendían su devolución. El PNV se instaló en la península de la abstención, que lo une al propósito de no bombardear las posiciones socialistas, pero sin sumarse al compromiso con un apoyo expreso. Quizá pudieron sentirse aludidos por la anadanada final de Miquel Roca, al defender el respaldo de CiU a los presupuestos, con retórica parlamentaria para un "circunstancia excepcional": "No nos asusta la decisión que hemos tomado; nos ofendía, en todo caso, la cobardía de no hacerlo", porque su apuesta, dijo, está "al servicio de la estabilidad".

La Ley de Presupuestos Generales del Estado y la de Medidas Fiscales -la llamada ley ómnibus, que le acompaña- iniciaránahora su andadura ordinaria en el Congreso y el Senado, con el trasfondo de los ofrecimientos por parte del PP y de IU para lograr acuerdos. Ofrecimiento que en las filas socialistas se juzgaba como una "finta" parlamentaria para justificar su oposición a la globalidad del proyecto. Quedan dos meses para testimoniar que las posiciones iniciales de apoyo rechazo y abstención se mantendrán, con toda probabilidad, hasta el minuto final.El apoyo inicial de los nacionalistas catalanes centró la atención en la sesión de ayer. Roca no anduvo con rodeos y se situó en posición de grupo con sentido de Estado para asumir, expresamente, que algunos los conviertan desde ahora en "cómplices". La Cámara le escuchó con atención mientras aseguraba que aceptan "el riesgo" de lo que pueda pasar en el futuro. Si las cosas van a peor, explicó, "unos podremos decir que hemos hecho lo que estaba a nuestro alcance para evitarlo y otros no".

Rosario de calamidades

Pero el jefe de filas del grupo catalán en el Congreso no olvidó presentarse como auténtico salvador del conjunto nacional. Ni lo olvidó, ni desaprovechó la ocasión para desgranar el rosario de calamidades que, sin el apoyo de CiU, hubieran aplastado al país. Para Roca, sin su voto "España habría entrado en una fase de importante inestabilidad política, que habría desalentado cualquier. proceso inversor; hubiera afectado negativamente a la cotización de nuestra divisa; hubiera dificultado la bajada de los tipos de interés; habría impuesto una prórroga automática de los actuales presupuestos, perjudicando la capacidad adquisitiva de los pensionistas, paralizando la inversión pública y provocando una más que probable disolución anticipada de estas Cortes Generales para convocar nuevas elecciones, para no antes del próximo mes de junio".

El portavoz nacionalista anudó su razonamiento con un esbozo de las consecuencias políticas del panorama que había dibujado: "No sabemos", dijo, "para quiénes serían las rentas políticas de esta nueva convocatoria, pero sabemos que los costes de una decisión que alargase la indecisión frente a la crisis los pagarían todos los ciudadanos y la sociedad en general".

Cuando Roca remató su intervención con la mención a la "cobardía" que hubiera supuesto para ellos un voto de rechazo, se escuchó en los bancos populares un ¡oh! marcadamente sarcástico.

El PNV delimitó la segunda frontera significativa del debate de ayer en el Congreso. Los nacionalistas vascos dieron la imagen del tipo importante al que le incomoda discutir personalmente un tema -"hable usted con mi abogado"- y mientras el portavoz, Iñaki Anasagasti, permanecía en el escaño, enviaron a la tribuna al abogado Jon Zabaldía que dejó caer un largo razona miento tecnicista de objeciones económicas. Pero no se marchó sin decir que la actitud de su grupo contribuía a la estabilidad, pese a que la aritmética parlamentaria establezca que la estabilidad estaba garantizada con los votos de CiU y que su abstención no se computa como apoyo.

Lorenzo Olarte, el tercer orador de la mañana, como portavoz de Coalición Canaria, ratificó el anuncio de su grupo para apuntalar la ley de presupuestos, en medio de un discurso sobre agravios de las islas y menciones largas y pormenorizadas a proyectos aparentemente alejados de un debate de totalidad.