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Entrevista:

"España no debe frenar la apertura de la CE hacia el Magreb"

Lluís Bassets

La CE es el primer donante internacional en ayuda humanitaria y en cooperación al desarrollo. El comisario Marín no se cansa de recordar esta circunstancia, que contrasta con el escaso peso político de la Comunidad. En esta entrevista, e comisario de Cooperación ex. plica sus planes para la construcción de la paz en Orienu Próximo y pide la apertura de un debate en España sobre el lugar que debe ocupar el pais en el mundo después de los cambios que ha sufrido la escena internacional. La apuesta de Marín, el hombre que culminó la negociación para la incorporación en la CE, se dirige ahora hacia el norte de África.

Pregunta. ¿Qué papel va a ,jugar la CE en la organización de la paz en Oriente Próximo?

Respuesta. Ahora es todavía el momento de las emociones. Los problemas surgirán en la aplicación del acuerdo de paz y en la gestión de lo cotidiano. El 1 de octubre estaremos en la reunión de donantes convocada por el presidente Clinton, aunque todavía no sabemos cuál será el nivel de la representación.

P. ¿Existe ya un problema de protagonismo político?

R. Los japoneses están reticentes. Los países del Golfo no sabemos si acudirán. El problema con la reunión que propone Clinton es que pretende que sean Estados Unidos y Rusia quienes coordinen la ayuda. Rusia, obviamente, no pondrá un duro. Nosotros queremos que sea el comité multilateral de integración regional de los Acuerdos de Madrid.

P. Presidido por la CE.

R. Naturalmente.P. Temen ustedes que la CE quede tapada por otras instituciones, como ha sucedido con la ayuda al Este.

R. Pensamos que los Estados miembros tienen una oportunidad magnífica de recuperar la visibilidad comunitaria en un tema que nos es tan próximo como es la paz en Oriente Próximo. Somos los principales donantes, tenemos acuerdos con todos los países de la zona, y un convenio de financiación ,permanente con la Organización de Naciones Unidas para los Refugiados. Sería una pena que repitiéramos malas experiencias anteriores.

P. Pero muchos países preferirán ser visibles ellos y no la CE.

R. Es un peligro real que los Estados actúen en orden disperso en lugar de aceptar una coordinación comunitaria. Nadie discute la calidad de nuestra coordinación. Hasta ahora han venido aceptándola. Por el momento, hemos decidido hacernos cargo de la limpieza de Gaza. Vamos a desratizar y adecentar esta ciudad. Queremos proporcionar ayuda para la gestión municipal y para las elecciones, como hemos hecho en otros países. Y luego está el gran programa de rehabilitación de todo el territorio.

P. ¿No existe el peligro de que la economía cotidiana se cargue de nuevo la paz, ante las diferencias abismales de riqueza en la zona?

R. Tiene que haber un reequilibrio económico. Pero la riqueza de Israel hay que medirla también en términos geoestratégicos. Ya que tiene que ver en gran parte con la ayuda militar de EE UU.

P. Un ministro jordano ha expresado su temor a quedar relegados a la exportación de dátiles y henna.

R. Al contrario. Una vez se rompa el boicoteo, mucha gente que tiene fábrica en Israel va a tener la tentación de trasladarse a Jordania o a Líbano.

P. A realizar deslocalizaciones, como sucede en Europa respecto a Asia o Africa.R. Claro, la simbiosis económica será muy fuerte. Y si todo funciona a medio plazo, las aportaciones de la CE deberán traducirse también en más concesiones europeas.

P. Como va a suceder con el Magreb, y específicamente con Marruecos.

R. Sí. Nadie estabiliza su seguridad sin un coste importante. Hay que contar ciertas cosas con urgencia y mucha claridad a la sociedad española. Europa se desplaza hacia el Norte con la futura incorporación de nuevos países a la CE y la apertura de horizontes hacia el Este, y hay una tendencia a olvidarse de los problemas que nos pueden plantear nuestros vecinos del Sur. Debemos introducir en España un debate fundamental sobre nuestro futuro y el de nuestros vecinos magrebíes.

P. ¿Qué significa en relación al acuerdo con Marruecos que está preparando la CE?

R. España necesita un arbitraje interno, entre distintos intereses españoles, para resituarse en la escena internacional. Los dos últimos arbitrajes de este tipo han sido sobre la OTAN y sobre la CE. Ahora España debe decidir entre sus grandes intereses en la zona -enfelación al fundamentalismo, la droga, la inmigración ilegal; intereses industriales como el gas, problemas de defensa, o la pesca- y otro tipo de intereses, fundamentalmente de carácter agrícola. ¿Vamos a oponernos los españoles a que la CE tome una iniciativa de apertura hacia el Magreb porque plantea dificultades para nuestra agricultura? Si nos oponemos, los nórdicos se van a poner contentos y no tendrán ningún inconveniente en hacer avanzar la relación con el Este.

P. ¿Qué ventajas puede obtener la economía española de un horizonte de este tipo?

R. Un espacio euromagrebí de libre comercio proporcionará a la CE un potencial de 110 o 120 millones de consumidores en nuestras propias puertas. No podemos seguir diciendo al Magreb: "Ni tomates ni naranjas". España no debe frenar la apertura de la CE hacia el Magreb, o serán los otros grandes exportadores de la CE quienes se beneficiarán..

P. En los ochenta, el horizonte español era Europa. ¿Ahora es el Magreb?

R. Dicho así es un poco fuerte. Hasta ahora Europa era el cuadro natural donde se resolvía el 90% de nuestros problemas. Con lo que ha ocurrido en el mundo ya no es así. Los países mediterráneos no estamos en condiciones de desarrollar y pagar una política de cada uno por separado hacia el norte de Africa. Esta política la debe hacer la Comunidad.

P. Pero todo esto pilla a la CE en la mayor crisis de toda la historia.

R. La historia no espera. Aunque estemos en crisis, hay que empezar a pensar en el futuro ahora mismo. Estos países no aguantarían ahora la liberalización. Hay que ir muy despacio, pero ya ahora hay que estar presente en el Sur. Me preocupa el fuerte grado de eurofobia que se está instalando en algunos sectores de opinión. Vivir juntos los Doce es muy dificil, y abrirse al Magreb complicará la situación; pero vivir solos y aislados es un sueño imposible.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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