Cuatro 'cascos azules' estadounidenses mueren en una emboscada en Somalia
Cuatro cascos azules estadounidenses murieron ayer en Mogadiscio, la capital de Somalia, cuando el convoy militar en el que viajaban cayó en una emboscada. Su vehículo pisó primero una mina. Después de la explosión, un grupo de hombres armados abrió fuego contra la caravana, que se dirigía al aeropuerto. Ninguna de las facciones en lucha por el control del país ha reivindicado el ataque, aunque el mando de las tropas de las Naciones Unidas ha señalado al presunto culpable: el general Mohamed Fará Aldid, el más poderoso de los señores de la guerra. El presidente de EE UU, Bill Clinton, condenó la acción y aseguró que tomará "las medidas. adecuadas".
El ataque tuvo lugar en el céntrico barrio de Medina. El convoy militar estadounidense se dirigía desde una de sus bases hasta el aeropuerto de la capital. Tras la explosión de la mina y el tiroteo, los hombres armados se dieron a la fuga. Patrullas egipcias y paquistaníes socorrieron a sus compañeros. Tres de los soldados murieron en el acto. El cuarto falleció en un hospital de campaña momentos después.Se trata del ataque más grave sufrido por las tropas estadounidenses, que capitanearon desde el pasado mes de diciembre la intervención multinacional en Somalia para garantizar el reparto de la ayuda humanitaria y pacificar un país arrasado por dos años de guerra civil entre los principales clanes. En mayo, las Naciones Unidas asumó el mando de la segunda fase de la operación (Onusom II). La intervención más activa de los cascos azules en el desarme de las facciones ha generado una dura respuesta por parte de algunos de los combatientes.
El presidente de EE UU, Bill Clinton, condenó la acción que ha acabado con la vida de los cascos azules estadounidenses y aseguró que tomará 1as acciones adecuadas" al caso. Según explicó Clinton a la salida de la misa dominical en la Casa Blanca, EE UU estaba celebrando consultas con sus aliados en las Naciones Unidas para determinar la respuesta. "Creo que la misión de las Naciones Unidas [en Somalia] está bien concebida", añadió, "y no dudaremos en proteger a los nuestros y asegurar la situación. Haremos todo lo posible por encontrar al responsable del ataque".
En la misma línea adelantada por Bill Clinton, el vicepresidente Al Gore aseguró en televisión que EE UU estaba consultando a sus aliados las medidas de respuesta contra los agresores.
Tanto Clinton como Gore defendieron la acción desarrollada en Somalia y aseguraron que la situación en aquel país había mejorado considerablemente desde que se inició la intervención.
Choques armados
En los cuatro últimos meses, 36 cascos azules han muerto en enfrentamientos con grupos armados seguidores de Mohamed Fará Aidid, que controla el sur de la capital y las regiones central y meridional de Somalia."No toleraremos más esta campaña de terrorismo del general Aidid", declaró ayer el embajador especial de la ONU en Somalia, el estadounidense Jonathan Howe. "Adoptaremos las medidas necesarias para proteger a nuestros hornbres". Howe no quiso especificar de qué medidas se trataban. Las respuestas de la ONU a, ataques anteriores han sido taxativas: en los dos últimos meses, los bombardeos sobre las posiciones de Aidid en Mogadiscio han causado al menos un centenar de muertos, la mayoría civiles.
Ayer, en EE UU se multiplicaban las voces que solicitaban una acción de respuesta enérgica. El presidente de la Cámara de Representantes, el. demócrata Tom Foley, aseguró que "no podemos permitir este juego del ratón y el gato en el que perdemos hombres y Aidid se escapa". El deterioro de la situación ha obligado a suspender buena parte de las operaciones humanitarias, lo que ha provocado las críticas de las organizaciones que trabajan en el país.
Según Howe, "la escalada de la violencia terrorista de las milicias de Aidid traduce su frustración porque cuenta cada vez con menos apoyo en Mogadiscio y en el resto de Somalia".
Mientras tanto, el resto de los señores de la guerra, y especialmente Mohamed Alí Mahdi, autoproclamado presidente de Somalia, se mantienen a la expectativa.
El ataque de ayer es el tercero que sufren las tropas de las Naciones Unidas en Mogadiscio en los últimos cuatro días. El sábado, un convoy de 30 vehículos norteamericanos y franceses fue atacado en el noroeste de la capital. Los cascos azules respondieron al fuego, mataron a cinco asaltantes y detuvieron a otros 15. Dos días antes, dos soldados estadounidenses resultaron heridos en otra emboscada.
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