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ELECCIONES 6 JUNIO

El hombre que dejó a Asturias con la boca abierta

La carrera de estafas de Maurice Lauze, el falso mediador de la inversión saudí en el Principado

"¿Qué quieren? ¿Que se pegue un tiro?". La mujer de Maurice Jean Lauze resume así el estado anímico de su marido después de que el jueves pasado la radio y la televisión repitiesen machaconamente su historial: responsable de una imprenta de la organización clandestina francesa OAS que falsificaba bonos del Estado; acusado por un notario suizo de falsificar documentos, y, sobre todo, principal sospechoso de la monumental estafa que llevó al ya ex presidente asturiano Juan Luis Rodríguez-Vigil a anunciar una falsa inversión árabe de 366.000 millones de pesetas y, acto seguido, derribó al Gobierno regional tras desvelarse la supercheria. Un récord. "¡Está que se sube por las paredes!", grita su mujer.Lauze, efectivamente, se subía por las paredes. "Me quieren quitar de enmedio", se quejaba, con la voz quebrada. Pero sus trucos ya no valen. Rodríguez-Vigil; el ex consejero de Industria, Víctor Zapico; el notario suizo Roland Rochat; el fotógrafo murciano Juan Perniás, a quien estafó 500.000 pesetas, y el abogado Juan Carlos Renovales, que pleiteó contra él por un caso de fincas inexistentes, coinciden en un veredicto: la inagotable capacidad de fingimiento de Lauze.

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"Es un montaje político", se excusa. Al contrario que un vulgar estafador, Lauze no ha desaparecido. Está en Madrid. Defiende tozudamente la validez de un montón de documentos presuntamente falsos y asegura que acudirá hoy a declarar ante el juez. "Allí se aclarará todo; caiga quien caiga", sentencia. Barba cuidada, ropa cara y maneras elegantes. A sus 72 años, Maurice Jean Lauze se enfrenta a todo el mundo. Es la cumbre de su carrera.

'Fabes' con almejas

En el Principado de Asturias siguen con la boca abierta. Desde el 18 de mayo de 1993. Rodríguez-Vigil y Zapico nunca olvidarán la fecha. Ese día almorzaron con Maurice Jean Lauze fabes con almejas en el restaurante Trascorriales, de Oviedo, uno de los más prestigiosos de Asturias.

En el almuerzo participó también el industrial asturiano Juan Blas Sitges, el hombre que lo introdujo en el Principado. Celebraron la, firma, estampada unas horas antes por Lauze y Zapico, de un compromiso para la instalación en Asturias de un complejo petroquímico, cuya inversión ascenderla a la insólita cifra de 366.000 millones de pesetas, la mayor de carácter industrial realizada en España hasta entonces.

Detrás de Lauze estaba -así constaba en el documento suscrito aquella mañana- el Saudi International Bank y, detrás del banco, un príncipe saudí, presidente del holding de compañías petrolíferas de su país Abdullah Ibri Faisal Ibri, Turki-Al-Abdullah Al-Saud.

Nada era cierto, pero las autoridades socialistas asturianas, sumidas en el empeño de captar inversiones industriales para afrontar el declive de la región, que asiste a la decadencia acelerada de sus sectores económicos preponderantes, y en puertas de la campaña electoral más incierta de la joven democracia española, asistían esperanzados a un anuncio que prometía marcar un hito en la anhelada recuperación de la actividad industrial del Principado.

De Maurice Lauzc el Gobierno autónomo sólo sabía que era amigo del empresario asturiano Juan Blas Sitges. Lauze y las autoridades regionales sólo se han visto dos veces: el 1 de abril, cuando se firmó un protocolo dé intenciones, y el 18 de mayo, cuando se suscribió el segundo documento y se hizo pública la inversión.

En todo momento las conversaciones del Ejecutivo asturiano con los supuestos promotores de la inversión se canalizaron siempre a través de Sitges, que había conocido a Lauze unos meses antes por mediación de José de la Serna, un empresario madrileño promotor de estaciones de servicio.

El convencimiento en el Principado sobre la autenticidad de la inversión era tal que, cuando el Saudi International Bank desmintió desde su sede en Londres y desde su oficina en Nueva York que participara en proyecto petroquímico alguno en España, las autoridades asturianas se negaron a aceptar que todo era un enorme fraude. Habían visto los papeles. Todo no podía ser falso. Pero en eso -en mostrar papeles autentificados por todo tipo de autoridades, validados por distintos notarios que residen en ciudades de media Europa- Maurice Jean Lauze es un experto.

Vecino conocido

Los habitantes de Águilas, en Murcia, han tenido 25 años para aprenderlo. Los que Lauze ha vivido en la región. "Te abruma con papeles. Me ha llegado a mostrar resguardos del banco falsificados para convencerme de que me había ingresado 500.000 pesetas que sigo sin cobrar", recuerda Juan Perniás.

Perniás se asombra de que Lauze haya podido engañar al Gobierno asturiano: "¡Pero si aquí le conoce todo el mundo!".

Pero en Asturias no. La ficción todavía iba a prolongarse algún día más. Sin embargo, las pruebas aportadas por los periodistas acabaron pronto con la credulidad del Gobierno de Asturias. La Embajada saudí en España advertía que la supuesta carta de recomendación que había emitido en favor de Lauce había sido falsificada. Las autoridades saudíes del petróleo aseguraban desconocer a dicho intermediario y a las empresas que decía presidir.

El Saudi Bank en Nueva York negaba que perteneciera a su plantilla un supuesto alto cargo llamado Peter Lardy, refutando así la versión de Rodríguez-Vigil. El notario suizo Roland Rochat aseguraba que nunca había autentificado poderes extendidos por el Saudi Bank en favor de Lauze. Las pruebas que hasta el jueves Rodríguez-Vigil consideraba "indubitables" se derrumbaban.

El viernes día 21, el Principado admitía en un comunicado que no sabía con quién había estado negociando, pero todavía afirmaba la existencia de un grupo inversor, aunque desconocido, dispuesto a instalar una petroquímica en Asturias. Lauze y Sitges siguen asegurando al consejero de Industria durante varios días más que el príncipe saudí, promotor de la inversión, visitaría Asturias. En la madrugada del martes, el Gobierno asturiano anuncia su dimisión para "restaurar la credibilidad política" en la región.

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