Scalfaro bloquea la crisis en Italia y prepara un nuevo Gobierno que incluya a los ex comunistas

El socialista Giuliano Amato, presidente del Gobierno italiano, aceptó ayer asumir provisionalmente la cartera de Finanzas, que dejó vacante la víspera el ministro dimisionario, Franco Reviglio, implicado en un caso de corrupción. Además, Amato seguirá al frente del Gabinete hasta que, el 18 de abril, se celebren los referendos sobre el futuro del sistema político. Su decisión responde a una petición expresa del jefe de Estado, Oscar Luigi Scalfaro, quien, al bloquear la crisis y preparar el próximo Gobierno, que probablemente incluirá a los excomunistas, ha tomado partido en torno a una cuestión que hoy divide la política italiana: la celebración inmediata de elecciones. Scalfaro, claramente, no la quiere.

Sería difícil asegurar que, con esta opción, el presidente de la República de Italia responda al sentido mayoritario de las fuerzas políticas, como correspondería a la neutralidad propia de su cargo, pues la tendencia a la disolución inmediata del Parlamento supera ya el ámbito de los tres pequeños partidos de oposición que la piden explícitamente.Entre quienes apoyan las elecciones inmediatas con el viejo sistema electoral o con el cambio mínimo que se puede introducir a través del referéndum hay, en efecto, un buen número de políticos movidos por intereses, incluso contradictorios y que, en muchos, casos, se apartan de las directrices de sus propios partidos. Su heterogeneidad es tal que resultaría absurdo hablar de un frente a favor de las elecciones.

Los comicios inmediatos son la opción favorita de la oposición tradicional al sistema, que aspira seguir desempeñando esa función con las pequeñas cuotas parlamentarias que le garantiza el sistema proporcional. Es el caso del neofascista Movimiento Social Italiano (MSI), de Refundación Comunista y de su sector afín en las filas del Partido Democrático de la Izquierda (PDS). Pero al no al referéndum y a la disolución inmediata del Parlamento se ha apuntado también recientemente Leoluca Orlando, líder de un movimiento renovador, La Rete.

Orlando afirma que este referéndum, que es simplemente derogativo y que sólo puede servir para introducir la elección por el sistema uninominal mayoritario de las tres cuartas partes del Senado, ha llegado tarde y favorecerá la continuidad del actual Parlamento. Por la misma razón, favorecerá las maniobras de los partidos para congelar posteriormente la necesaria concreción parlamentaria de la reforma de la ley electoral y, en general, del sistema político italiano.

Pero los críticos de Orlando le responden que unas elecciones inmediatas celebradas con el viejo sistema proporcional darían un Parlamento aún más fragmentado que el actual y sin posibilidad de decidir reforma alguna, incluso en el supuesto probable de que La Rete aumentara su modesta cuota electoral con esos comicios.

Craxi, contra su partido

Desde un contexto absolutamente distinto, se acaba de pronunciar por las elecciones inmediatas un político del viejo sistema del calibre de Arnaldo Forlani, ex secretario de la Democracia Cristiana (DC), partido que, evidentemente, quedaría derrotado en los comicios. Pero también es claro que Forlani difícilmente volvería a ser reelegido diputado con un sistema mayoritario. No se ha pronunciado sobre el tema su antiguo aliado socialista, Bettino Craxi, quien sí ha hecho saber que votará no al reférendum, en contra de la postura dominante en su partido.También apoya las elecciones anticipadas la Liga Norte de Umberto Bossi, partidaria de celebrarlas inmediatamente después del referéndum, y el expresidente Francesco Cossiga, quien maniobra en pro de un Gobierno fuerte que dirija un nuevo proceso constituyente.

Al garantizar el derecho de los italianos a votar libremente en el referéndum, el presidente de la República se ha separado claramente de estos partidarios del voto inmediato.

Más aún, ha rechazado la oferta de dimisión que le presentó Amato para evitar cualquier vacío de poder susceptible de ser aprovechado como excusa para la disolución del Parlamento. Y sobre todo ha avivado ya los sondeos para el próximo Gobierno, contrarrestando de algún modo el más importante efecto político Potencial del referéndum: la posibilidad de que Mario Segni, promotor de la consulta, aspire a dirigir el Gabinete, si el triunfo del sí fuera rotundo. Segni abandonó el lunes la DC, y es importante que la Iglesia se haya mostrado totalmente reacia a secundarle en la fundación de un nuevo partido.