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Bush asegura que atacará de nuevo Irak si Sadam Husein sigue violando. las resoluciones de la ONU

Antonio Caño

El Gobierno norteamericano ha advertido que está decidido a repetir en los próximos días los bombardeos sobre Irak si el presidente Sadam Husein mantiene su política de desafío a la comunidad internacional. Después del limitado ataque del miércoles contra baterías de misiles en el sur de Irak, Estados Unidos mantendrá su despliegue aéreo y naval en el Golfo, y lo reforzará con el envío de más de un millar de soldados a Kuwait, para garantizar que el líder iraquí cumpla estrictamente con las resoluciones del Consejo de Seguridad. "La operación ha sido un éxito" declaró ayer el presidente Busk.

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"Los cielos iraquíes están abiertos para nuestros aviones", añadió el presidente norteamericano, mientras su secretario de Defensa, Richard Cheney, declaraba ayer que si es necesario Estados Unidos está dispuesto a lanzar un nuevo ataque, incluso antes del próximo miércoles, cuando el demócrata Bill Clinton debe asumir la presidencia del país. "Si Sadam Husein no cumple, si mantiene el comportamiento que ha tenido en los últimos días, en ese caso nosotros estamos perfectamente preparados para usar la fuerza otra vez antes del día 20", dijo Cheney en una entrevista a la cadena de televisión CNN.El secretario de Defensa, en otra declaración, aseguró que el bombardeo había tenido "un significativo impacto" en las defensas aéreas iraquíes y calificó de "monsergas" las denuncias de Bagdad de que el bombardeo había dañado zonas civiles. La Agencia Iraquí de Noticias había informado de que como resultado del ataque 19 personas, entre ellas dos civiles iraquíes, habían resultado muertos.

El propio presidente George Bush recordó el miércoles, poco después del ataque, que él sigue siendo presidente hasta el día 20, que seguirá por tanto tomando las decisiones en materia de seguridad y de política exterior y que mantendrá la misma posición sobre Irak que ha tenido hasta ahora. "Haré lo que tenga que hacer", insistió.

Actitud de Clinton

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El presidente electo norteamericano, Bill Clinton, desmintió ayer la información publicada por el diario The New York Times en la que se aseguraba que el demócrata llegaba a la Casa Blanca con intención de normalizar las relaciones con el presidente, iraquí, Sadam Husein, informa Enmanuela Roig. Clinton explicó que no existe diferencia alguna entre su política hacia Irak y la del presidente Bush y explicó que ni él ni todas las personas que han escuchado la entrevista se explican como The New York Times "puede haber llegado a esa conclusión". Esa misma mañana el periódico había publicado: "Clinton apoya a Bush, pero ofrece una rama de olivo a Hussein"

El político que ocupará la Casa Blanca el próximo día 20 puntualizó ayer en una conferencia de prensa celebrada en Little Rock, la capital de Arkansas, la información que el periódico basaba en una entrevista de una hora con él. "Nadie me preguntó sobre la posibilidad de normalizar relaciones, la pregunta era sobre hasta que punto el mundo podía vivir con Sadam. Husein en Irak", explicó Clinton. "Yo contesté que lo juzgaría por su conducta, que es precisamente lo que Bush ha hecho durante este tiempo", añadió.

Clinton añadió que la actual Administración republicana se había negado a normalizar las relaciones con Irak mientras Sadam estuviera en el poder, pero añadió que "no han estado bombardeándole cada día, sólo lo han hecho cuando se han violado los acuerdos del cese al fuego, que es exactamente mi misma posición". El presidente electo explicó que basándose en la conducta de Sadam Hussein no podía imaginar ninguna circunstancia que concluya en la normalización o mejora de las relaciones de Estados Unidos con Irak.

En Francia, mientras tanto, el secretario de Estado norteamericano, Lawrence Eagleburger, hacía también gala ayer de un tono amenazador, según informa desde París Javier Valenzuela. El responsable de la diplomacia norteamericana aseguró que

"Sadam Husein representa todavía una amenaza".

En el momento de abandonar la capital' francesa, donde había participado en la firma del tratado de prohibición de las armas químicas, Eagleburger afirmó: "El ataque de ayer [el pasado miércoles] era necesario, pero no creo que impida que Sadam Husein intente desafiar al presidente Clinton".

El secretario de Estado norteamericano dejó abierta la posibilidad de nuevas acciones de Estados Unidos y sus aliados contra territorio iraquí. "Supongo que un nuevo ataque depende ahora de la manera en que Sadam Hussein actúe entre hoy y el 20 (le enero, fecha del final del mandato del presidente George Bush", señaló Eagleburger.

El jefe de la diplomacia norteamericana afirmó que Estados Unidos tiene el apoyo de Rusia -él y el ministro ruso de Exteriores se entrevistaron en la noche del miércoles en la capital francesa- y de la mayoría de los países a los que Washington ha consultado. No obstante, reconoció que los norteamericanos no habían entrado en contacto con los países árabes y musulmanes. La operación del miércoles fue, en todo caso, de proporciones bastante menores de lo que se había planeado inicialmente. Aunque no existe aún un balance oficial de los resultados, fuentes militares han comentado que únicamente fueron atacados ocho objetivos: cuatro baterías de misiles móviles SAM-3 y cua, tro bunkers de defensa antiaérea conocidos en el argot militar iraquí como "centros de operaciones de intercepción".

Todos los objetivos estaban localizados al sur o cerca del paralelo 32, que marca la zona prohibida al vuelo de los aviones iraquíes con el fin de proteger a las poblaciones shíles. Los ataques se produjeron en torno a bases militares iraquíes situadas en Najaf, Amarah, Samawah, Tallil, Nasiriyah y Basora.

A diferencia de lo ocurrido hace dos años, durante la operación Tormenta del Desierto, ningún aeropuerto o centro militar situado en grandes ciudades fue incluido esta vez como objetivo de la incursión aérea del miércoles. En el ataque, que duró aproximadamente media hora, participaron 80 aviones de combate y 30 de apoyo. Se lanzaron bombas y únicamente cuatro misiles, de cuya precisión se duda sin embargo, porque no iban acompañados del sistema de radar que suele ser necesario en ese tipo de armas.

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