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LOS PRESUPUESTOS DE 1993

El pago de los intereses de la deuda vuelve a dispararse con un aumento del 21,6%

El carácter restrictivo del presupuesto del próximo año tendrá una clara excepción: el pago de los intereses de la deuda. La acumulación de déficit públicos durante los últimos años sin que puedan cubrirse con el fácil recurso al Banco de España y los elevados tipos de interés existentes provocan, cada año, un fuerte aumento del gasto necesario para pagar los intereses de la deuda. El próximo año este capítulo absorberá más de 2,3 billones de pesetas, lo que supone un crecimiento del 17,4% respecto al gasto finalmente realizado y del 21,6% con respecto a la ley de presupuestos.

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El Estado ha presupuestado gastar el próximo año 14,8 billones de pesetas, lo que supone un aumento del 8,5% sobre el presupuesto que aprobó el Parlamento para este año y sólo del 3,9% respecto a lo que, en este momento, el Gobierno estima que gastará cuando se cierre el presente ejercicio.El pago de los intereses de la deuda se llevará 2,35 billones de pesetas. Esto significa que de cada 100 pesetas que gastará el Estado más de 13 se dirigirán a cubrir este capítulo del Presupuesto. La expansión de la carga de la deuda es tal que, en el borrador de presupuestos para 1993, casi equivale a los gastos de personal, englobados en el Capítulo I, que sin embargo, es uno de los que menos crecen.

En concreto, mientras que los gastos financieros (que se dirigen principalmente al pago de los intereses de la deuda) crecerán el próximo año un 21,5% respecto al presupuesto de 1992 y un 17,4% respecto a la previsión de liquidación final de este año que ahora estima el Gobierno, los gastos de personal sólo crecerán un 3,7% en comparación con el presupuesto inicial y un 1,1% si se compara con la previsión de liquidación.

La posición del Gobierno es congelar los gastos de personal y se guarda una partida de 150.000 millones de pesetas, para cumplir los compromisos de actualización de inflación que en caso de aplicarse habrá que recortar de otras partidas presupuestarias, ya que el mantenimiento del déficit público es un objetivo irrenunciable.

Las compras corrientes en bienes y servicios, englobadas en el Capítulo II de los Presupuestos, también sufrirán un apreciable recorte. Prácticamente quedan congeladas en comparación, al presupuesto del año 1992 y se reducen un 6,6% respecto al dinero que el Gobierno estima que gastará realmente.

Las transferencias corrientes, que se establecen son principalmente recursos a Seguridad social y Desempleo aumenta casi un 10% respecto al presupuesto inicial pero muy poco respecto al ejecutado.

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