Intelectuales y políticos critican el abandono del acueducto de Segovia durante los últimos 20 años
Nunca se ha establecido un método para conocer el estado de conservación del monumento
En reiteradas ocasiones, la Academia de Historia y Arte de San Quirce, un centro de estudios locales, ha denunciado la situación de "orfandad y abandono" que ha sufrido el acueducto, pese a que, a simple vista, se podía comprobar el avance de la erosión de sus piedras de granito y cómo algunos sillares de los pilares centrales se ennegrecían con el constante paso de vehículos.Los intelectuales, artistas, catedráticos e historiadores integrantes de la Academia de San Quirce -heredera de la Universidad Popular, fundada en 1920 por Antonio Machado, Blas Zambrano y Mariano Quintanilla- han denunciado en los últimos anos que las administraciones con competencias en materia de conservación no han puesto los medios para diagnosticar y hacer un seguimiento constante del acueducto, cuyo deterioro ha ido creciendo paulatinamente, pese a tratarse de un bien de interés cultural y estar declarado por la Unesco como patrimonio de la humanidad.
Desde que entre 1970 y 1974 fue sometido a obras de consolidación, que no afectaron, a las partes que ahora se desprenden debajo del sotabanco, el acueducto no fue vigilado hasta que, de nuevo, en 1987, por encargo del entonces Gobierno socialista de Castilla y León, la empresa Geocisa realizó un estudio, dirigido por el arquitecto Antonio José, Mas-Guindal, en el que se advertía que la estabilidad de los pilares centrales podría quebrarse seriamente en un plazo de entre 20 y 50 años. Sin embargo, las autoridades tampoco pusieron remedio al deterioro. Para Concepción Domínguez, concejal de IU, único partido que no ha gobernado en el municipio segoviano, ello "es fruto de la desidia y el abandono de los responsables de la política cultural".
Alarmante estado
Con esta opinión coinciden miembros de San Quirce, que lamentan que no se haya aplicado un método de auscultación del monumento y una labor de vigilancia periódica. Ha tenido que ser ahora, con motivo de un estudio de epigrafía desarrollado por técnicos del, Instituto Arqueológico Alemán, cuando, desde una grúa, se ha podido comprobar la alarmante separación entre las juntas de los sillares, lo que no se puede apreciar desde el suelo, y que ha supuesto la urgente intervención para evitar desprendimientos.
Según el ingeniero Aurelio Ramírez, autor del proyecto y director de las obras de consolidación realizadas en 1970, en esa época él propuso a las autoridades locales y nacionales que se creara un patronato que tuviera como misión la de vigilancia y mantenimiento de la construcción romana, pero reconoce que no fue escuchado. A juicio de Javier Reguera, portavoz socialista en el Ayuntamiento de Segovia -integrado por 11 concejales del PP, 9 del PSOE, 3 del CDS y 2 de IU-, tras la restauración realizada hace 20 años "ha existido una excesiva confianza, quizá un poco ingenua, tanto por parte del municipio como por los responsables del Patrimonio, en el sentido de que el acueducto contaba con plena solidez y no ha habido conciencia real de la situación de deterioro".
En una respuesta parlamentaria a los diputados del PP por Segovia en febrero de 1990, el Gobierno afirmó que la conservación del monumento es competencia de la Junta de Castilla y León, y que la decisión sobre la existencia o no de tráfico rodado bajo sus arcos compete al Ayuntamiento de Segovia. El Ejecutivo señaló asimismo que el Ministerio de Cultura, a través de la Subdirección General de Monumentos y Arqueología, en una reunión mantenida el 5 de febrero de ese año con la Dirección General de Patrimonio de la Junta, había expuesto la necesidad de proceder a limpiar y tratar tan importante monumento. Pese a ello, no se ha decidido emprender las obras hasta que un grupo de expertos ha dado la voz de alarma sobre el estado del acueducto.
La inestabilidad de la corporación segoviana, que en los últimos nueve años ha contado con cinco alcaldes diferentes, ha sido la causa principal de que no se hayan tomado medidas como el corte de tráfico bajo los arcos del acueducto, medida que podría resultar poco popular y repercutir posteriormente en las urnas, según el actual alcalde, Ramón Escobar, del PP. Escobar, que ya ha prohibido el tráfico bajo el acueducto y que se ha dirigido a diferentes instituciones europeas, afirmó que se conocía el efecto dañino de la contaminación y de las vibraciones, pero no que el estado del monumento era tan grave.
El alcalde piensa que el Ayuntamiento, propietario del acueducto, es el que debe insistir ante el resto de las administraciones para lograr las correspondientes ayudas.
Babelia
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