Conciencia profesional peligrosa

Gabriel García Márquez aún vivía ayer la resaca de la presentación, el jueves, de su libro Doce cuentos peregrinos en el Día de Colombia en la- Expo. Lo que empezó como un festejo estuvo a punto de acabar como el rosario de, la aurora cuando intervino la policía para poner orden entre los cientos de personas que intentaban conseguir un autógrafo de Gabo. "Deliberadamente había planeado un gran follón. Les dije a los organizadores que no quería discursos, sino un acto cultural en el que participase la gente". Y vaya si participó. "Cuando empezó a cargar la policía me asusté. Teníamos que pararla como fuera, llamé a un grupo de amigos que me acompañaba y entre, todos organizamos la cola. Me divertí como nunca"."La verdad", continúa, les que los organizadores pecaron de inocentes. Pensaron que iban a venir cuatro y no imaginaron lo que iba a ocurrir. Luego me dijeron que dejase de firmar autógrafos porque tenía que ir a una comida y les dije que yo me había comprometido a firmar y que no iba a dejar colgados a los que hacían cola. Mi conciencia profesional es peligrosa".

De todo el lío, a Gabo ya casi sólo le quedan los recuerdos maravillosos. "El entusiasmo de la gente, las cosas que me decían al oído". ¿Qué cosas? "Declaraciones de amor, que me gustan mucho".