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Banqueros europeos creen que el mecenazgo puede mejorar su imagen ante el público

Termina en Madrid un encuentro dedicado a los nuevos mecenas de la cultura

Andrés Fernández Rubio

"El mecenazgo bancario nace probablemente como una reacción defensiva inconsciente contra la extendida idea de que la banca es un instrumento de explotación", dijo ayer en Madrid el italiano Giuseppe Bartolomei, presidente (le la Banca Toscana. Su intervención fue significativa en el ciclo Los nuevos mecenas de la cultura celebrado en la Fundación Banesto. Bartolomei huyó de la idea del mecenazgo como escaparate de la ostentación de los banqueros y defendió actuaciones de interés público más silenciosas, como la restauración o salvaguarda de bienes culturales.

La desconfianza social sobre las verdaderas intenciones de los bancos en su apoyo a la cultura fue uno de los asuntos abordados por varios de los representantes del mundo económico participantes en los dos días de debates organizados por Banesto y la Embajada de Italia. Las discusiones coincidieron con la apertura, en el Instituto Italiano de Cultura, de una exposición titulada El mecenazgo de la banca italiana.A la idea de los bancos como explotadores sociales se une otra, también negativa y referente a las fundaciones, que fue señalada por Ricardo Gómez Acebo, vicepresidente del Banco Español de Crédito (Banesto). "Hay una postura que tiende a pensar, por parte del legislador, que las fundaciones y los ciudadanos que en ellas hacen su labor cultural sólo tienden a utilizar su trabajo para eliminar impuestos, lo cual una vez más les pone en posición de culpables antes de demostrar su inocencia", dijo.

"No tenemos por qué ser, sospechosos de intenciones malversadoras", añadió, "no las hemos demostrado históricamente. Por ello, sólo un ruego: que salga pronto la ley de fundaciones y que sea una ley que ayude a no controlar la libertad".

La ponencia de Giuseppe Bartolomei fue especialmente significativa porque el Banco Toscano actúa en una región privilegiada, que según los datos de la Unesco aportados por, Bartolomei cuenta con un 30%, del patrimonio artístico italiano, cifra similar al patrimonio artístico de España entera.

La inacabable tarea de recuperar el legado de la Toscana constituye un reto estimulado por la propia tradición, dijo Bartolomei. Así, el Banco Toscano estableció su sede central en un palacio florentino situado en el lugar donde Dante pasó su juventud. Bartolomei dio un repaso a las iniciativas, en defensa del patrimonio en las que su banco ha colaborado, entre ellas la restauración, de edificios históricos y de obras de artistas como Giotto, Cimabue o Andrea de Bartolo.

Garantía de pluralismo

Bartolomei considera que el aumento de las iniciativas que contribuyen a la tutela de los bienes culturales es una "garantía de pluralismo". Añadió que el mecenazgo es característico de aquellas empresas que creen, en su propio futuro, identificando su papel en la sociedad y tratando de demostrar que no la utilizan como territorio de conquista sino de participación.

Ricardo Gómez Acebo defendió en su ponencia el modelo anglosajón y pidió que se defina en España la línea a seguir. "La confusión del legislador en su anteproyecto de la Ley de Mecenazgo y de las Fundaciones", dijo, "que fue retirada ante la poquísima aceptación de los que a ese trabajo se dedicaban, es comprensible. Lo que no lo es tanto es que no se decida un modelo de legislación de los muchos que existen. Es evidente que el anglosajón es el que ha producido la máxima simbiosis entre fundaciones y Universidad, y, por tanto, entre sociedad y mecenazgo".

Enrique Lasarte, presidente del Banco de Vitoria, criticó la Ley de Mecenazgo "recientemente publicada en el diario del Congreso". "La ley no mejora la situación anterior", añadió, " y es realmente cicatera en la concesión de beneficios que de alguna forma puedan primar o favorecer la actividad de mecenazgo". También defendió el modelo anglosajón, "y en particular el modelo americano, donde, a través de actividades de mecenazgo y a través de la tremenda importancia que han ido adquiriendo las fundaciones se han conseguido enormes avances en el mantenimiento de los patrimonios histórico-artísticos y, en general, en el apoyo a actividades culturales y de investigación". En la misma línea de crítica con la Ley de Mecenazgo intervino Enrique Piñell, asesor jurídico de la Asociación de Empresarios de Banca.

En la mesa redonda celebrada el jueves, Luis Monreal, director general de la Fundación La Caixa, dijo que mientras el mecenazgo se dedica a crear cultura, el patrocinio responde a intereses de imagen de empresa. Monreal destacó las ventajas de imagen derivadas del aspecto filantrópico de pureza y servicio a la sociedad del mecenazgo. Intervinieron asimismo Antonio Sáenz de Miera, presidente del Centro de Fundaciones; Javier Aguado, secretario general de la Fundación Banco Central- Hispano, y Araceli Pereda, directora general de la Fundación Cultural Banesto. Mario Conde, que había sido anunciado para ayer, finalmente no presentó su ponencia porque se encontraba viajando desde Buenos Aires, dijeron en la Fundación Banesto.

La mala conciencia empresarial

"A partir de la crisis de 1974, y sobre todo desde la publicación del Informe McCracken, el mundo occidental aprendió que sus males económicos sólo podrían remediarse con una triple receta: desregulación, reprivatizacíón y reflujo de la posición presupuestiaria del sector público. Automáticamente, esto va a significar una disminución de lo que el Estado puede hacer en el terreno del arte". Esta fue una de las ideas desarrolladas por el economista Juan Velarde Fuertes, último premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales. Para Velarde Fuertes, cuya ponencia fue leída por Aracell Pereda, la aparición de la sociedad como protagonista es lo que va a permitir financiar las actividades artísticas de todo tipo. "Pero se planteará la cuestión básica de que puede triunfar lo que aplaude el vulgo". Por esto, se convierte en exigencia el cómo resistir los mandatos que impondrían un invierno de ramplonería y pérdida de valores, "a no ser que existiese algún tipo de poder compensador". "Esto significa que ha llegado el momento de plantear la existencia del mecenas", según Velarde Fuertes.El economista planteó uno de los dilemas de la gran empresa capitalista. "Por el hecho de serlo, rompe la posibilidad de la libre competencia y hiere muchos derechos que el consumidor considera que se derivan del mercado abierto", según Velarde Fuertes. "Esto crea una mala conciencia, evidente, en estas grandes entidades, que desean compensar, demostrando que tienen sensibilidad social, a través de contribuciones al bienestar colectivo. Aparecen así novedades técnicas como los presupuestos sociales de las grandes empresas. Dentro de ellos, pasan a jugar un papel evidente no sólo las actuaciones benéficas o las relacionadas con el propio medio ambiente, o las que producen mayor bienestar para sus propios trabajadores, sino las que se vinculan con la mejoría del nivel artístico local, regional, nacional o, incluso, general".

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