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Las obras de Chillida se instalan frente al mar

Abierta la primera muestra retrospectiva del artista en su ciudad natal, San Sebastián

Aurora Intxausti

Una muestra antológica del escultor Eduardo Chillida fue inagurada ayer por el lehendakari del Gobierno vasco, José Antonio Ardanza en el palacio de Miramar en San Sebastián. Ésta es la primera retrospectiva que realiza el artista vasco en su ciudad natal. Chillida, emocionado, recordó que las obras expuestas no han sido sólo realizadas por él. "Me han ayudado la mar, mi pueblo y muchísima gente del mundo del trabajo", dijo.

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La exposición, que permanecerá abierta hasta el 13 de setiembre, cuenta con 300 piezas, 30 de las cuales están colocadas en el exterior, en los jardines del Palacio, frente a la bahía de La Concha. El montaje ha sido realizado por el arquitecto Joaquín Montero, habitual colaborador del escultor, y el ingeniero Pedro Salinas. Una gran parte de las obras ha sido traída del extranjero, sobre todo aquellas que corresponden a los años 50 y 60. En la muestra se recogen, en orden cronológico, los trabajos que Eduardo Chillida ha elaborado desde 1946, en su época de estudiante de Arquitectura, hasta la actualidad, tales como esculturas, bocetos, medallas y recuerdos familiares. La exposición acoge piezas dedicadas al escultor Giacometti, al poeta Jorge Guillén, pesadas esculturas como La Mesa de Paccioli o Basoa, y la última serie de Gravitaciones en papel.El escultor quiso dedicar la muestra a todos los que han hecho posible la ejecución de las esculturas. "Se me atribuyen a mí, pero se han podido realizar con el esfuerzo de muchos trabajadores de los talleres de Guipúzcoa", señaló ayer.

El grueso de las obras expuestas en el Palacio de Miramar provienen de los jardínes del caserío Zabalaga en Hernani. Eduardo Chillida desea que en ese lugar se cree una Fundación que bajo su nombre acoja sus obras "como prueba de agradecimiento de lo que me ha dado ' este país. Por ese motivo desde hace años no quiero vender sino guardar la obra para Zabalaga". El escultor siente no poder contar con algunas de sus obras que por el sentido de permanencia del proyecto, el tamaño o el espacio en el que se encuentran ubicadas es imposible recuperar para los jardines de Zabalaga. Entre ellas, citó el Elogio del horizonte, la monumental escultura que proyectó en Gijón y por la que el artista siente un especial apego, según repitió ayer.

Los representantes de las instituciones manifestaron su intención de colaborar en el proyecto del escultor donostiarra. La obra de Chillida tenderá en el futuro, según confesó como principio estético, a realizaciones de aquello que no sabe hacer. "Toda mi vida hasta ahora ha sido así y no creo que vaya a cambiar", dijo. "Por experiencia veo que tampoco han sido muchas las respuestas que yo he dado hasta el momento", añadió. "En todo caso, creo que tan sólo han sido principios de respuestas y estoy convencido de que soy mejor para las preguntas que para las respuestas".

El alcalde, Odón Elorza, anunció la concesión a Chillida de la medalla de oro, máxima distinción de la ciudad.

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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