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Islandia, Noruega y Japón amenazan con reanudar la caza comercial de ballenas

Islandia ha anunciado que abandonará la Comisión Ballenera Internacional (CBI), el organismo que regula la caza de estos mamíferos marinos y que impuso la veda en 1985. Noruega se lo está pensando muy seriamente. Y Japón ha amenazado con irse si prospera la propuesta francesa de crear un santuario marino en el océano Antártico. Con esta complicada situación comienza hoy en Glasgow (Reino Unido) la reunión de la CBI, integrada por 37 países, para debatir la continuidad de la moratoria. Mientras tanto, 3.000 personas se manifestaron ayer en Glasgow pidiendo sanciones contra Japón.

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El presidente de la Asociación de Balleneros Japoneses, Motonobu Inagaki, señala que la propuesta francesa de crear un santuario marino en aguas de la Antártida carece de base científica, ya que la población de ballenas en la zona supera los 760.000 ejemplares y es necesario controlar su crecimiento para evitar daños en otras especies de pesca. Sin embargo, Greenpeace y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) apoyan esta propuesta por considerarla "la extensión lógica" del Tratado de protección de la Antártida firmado en 1991 en Madrid.Rafael Conde, director general de Recursos Pesqueros del Ministerio de Agricultura y jefe de la delegación española, dice que existen serias dudas científicas sobre la utilidad de este santuario. Afirma también que en los últimos años se está produciendo un ambiente general de "hipocresía" por parte de todos que está llevando a la CBI a una situación forzada.

Pero, ¿por qué se lo piensan tanto los países balleneros antes de abandonar esta comisión cuyos acuerdos son tan contrarios a sus intereses? Conde responde: "El boicoteo a cualquier producto del país que se salga sería muy fuerte en naciones donde las campañas ecologistas tienen mucha fuerza, como EE UU".

Cuando en 1985 entró en vigor la moratoria en la caza comercial de todas las ballenas, España fue de los primeros países en apuntarse a la suspensión. Otros, como la URSS y Corea, siguieron cazando hasta 1987.

Y otros, como Noruega, Islandia y principalmente Japón, han recurrido a la excusa de "caza con fines científicos" para sacar el mayor provecho de las excepciones que establece el acuerdo. En 1991, han sido los nipones los que han echado mano de esa matización para capturar 300 ballenas, especialmente en aguas antárticas. Prácticamente nadie se cree que sean necesarios 300 ejemplares para investigar; y organizaciones como Greenpeace y el WWF han denunciado que estas capturas son caza comercial encubierta. El año pasado se acordó también que pudieran cazar, por razones de subsistencia, los esquimales de Alaska y Rusia y los habitantes de Groenlandia (450 ballenas en total hasta 1994).

La CBI calcula que desde que entró en vigor la moratoria han sido matadas unas 11.000 ballenas . Antes de eso se cazaban 66.000 ballenas por año, lo que puso a muchas especies al borde de la extinción. El caso más grave es el de las ballenas azules, cuya población cayó de 250.000 a sólo 500 en 1989.

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