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CIENCIA

El Nobel Paul Berg rechaza la carrera para patentar el genoma humano

"Se ha iniciado una carrera de patentes en la investigación sobre el genoma humano que es lo peor que a ocurrirle. Esto so es bueno ni sano para la biología". En estos térnrinos se expresó ayer en Madrid el científico estadounidense Paul Berg, prendo Nobel de Química en 1980, al referirse al creciente interés económico de los centros de investigación de todo el mundo para rentabilizar sus descubrimientos sobre la molécula de la herencia, el ADN.

Berg, neoyorquino de 65 años, que inauguró ayer un ciclo de conferencias sobre Alteraciones del genoma en la Fundación Juan March, rechazó expresamente el propósito de la Administración estadounidense, formulado hace dos semanas a través del Instituto Nacional de la Salud (NIH), de patentar los 1.350 fragmentos de ADN que todavía nadie sabe de qué genes proceden y que función pueden desarrollar". Como director de una comisión asesora del NIB sobre el Proyecto Genoma Humano, indicó que a su regreso a Estados Unidos intentará convencer al NIH para que retire sus solicitudes de patente.En cierto modo fue Berg quien inauguró la ingeniería genética hace 20 años, al crear la primera molécula de ADN recombinante (constituida por genomas de dos especies distintas de virus), descubrimiento por el que recibió el Premio Nobel de Química. "Nosotros empezamos a abrir la puerta, pero otros la están abriendo más y más", dice este científico al referirse a la ingeniería genética y al debate ético que rodea algunos de sus procedimientos, que él mismo promovió en los años setenta con las ya famosas reuniones de científicos en Asilomar (Califomia).

En estos 20 años, entre otros logros, se han empezado a realizar las primeras terapias génicas en humanos para curar algunas enfermedades. "Cuando se habla de terapia génica, nos referimos a la incorporación a las células de algún gen que les faltaba, pero no de la sustitución del gen defectuoso por otro sano", explica Berg. "Eso es todavía prematuro".

Uno de los principales problemas para abordar la sustitución génica es que todavía no se puede controlar el lugar donde ha de insertarse el nuevo gen. "El gen no siempre se coloca en el lugar escogido", afirma. Actualmente se conocen unas 4.000 enfermedades genéticas que podrían tratarse con estas técnicas.

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