Ahora en el Polo Norte
Los datos que han hecho reaccionar rápidamente a la Administración de Bush corresponden al primer análisis a fondo de la atmósfera en el hemisferio norte, realizado en los últimos meses de 1991. Dos estudios independientes, hechos por la NASA de Estados Unidos y por científicos europeos agrupados en el Experimento Europeo del Ozono Estratosférico sobre el Ártico, han confirmado la acumulación de elementos químicos que descomponen el ozono (compuesto por tres átomos de oxígeno) en esta zona de la atmósfera, entre los 16 y los 48 kilómetros de altura.Los científicos afirman que si se abre un agujero de ozono sobre el Ártico este año los habitantes de la zona situada por encima de los 50 grados de latitud norte (el límite norte del territorio español es 44 grados norte) estarán en riesgo de sufrir los efectos de una mayor radiación ultravioleta, como el cáncer de piel y las cataratas.
Además, más radiación ultravioleta también perjudicará a algunas cosechas, al fitoplancton y a otros organismos marinos, aunque nadie sabe bien en qué medida.
La acumulación detectada se ha producido, según los científicos, por el polvo emitido por el volcán Pinatubo, que ha dado lugar a una mayor cantidad de nubes sobre el Ártico. Estas nubes actúan como el hielo en el caso del agujero antártico, proporcionando un soporte para las reacciones químicas que convierten las emisiones de clorofluorocarbonos y otros gases en compuestos químicos que descomponen el ozono.
Los resultados de los análisis se han hecho públicos con una celeridad inusitada, y por tanto los datos están aún en fase de análisis preliminar.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.