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39º FESTIVAL DE CINE DE SAN SEBASTIÁN

Dos hermanos se burlan de Hollywood

El certamen donostiarra se reconcilia con Joel y Ethan Coen presentando 'Barton Fink'

"¿Que el jurado del año pasado no nos dio el máximo premio porque nosotros representábamos a Hollywood?", preguntó Ethan mientras su hermano Joel, interrumpiéndole, se reía en el sofá y decía: "Sí, había oído algo, pero no me lo podía creer". El diálogo se desarrolló ayer en San Sebastián entre los hermanos Coen, el dúo más dinámico del cine independiente norteamericano actual. Anoche presentaron fuera de concurso su última película -ya galardonada en Cannes-, Barton Fink, en una sesión especial organizada a modo de petición de excusas del festival por el comportamiento bochornoso que el jurado de la edición de 1990 tuvo con su anterior película, Muerte entre las flores.

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Fueron los triunfadores morales del Festival de San Sebastián del año pasado. Aunque su película de entonces se llevó el premio a la mejor dirección, la opinión generalizada de la crítica y de cinco de los siete miembros del jurado era que también tenía que haber obtenido la Concha de Oro. El escándalo estalló cuando se supo que los argumentos esgrimidos para no premiarla al completo se centraban en que era "una película norteamericana; y no se puede premiar a Hollywood".Ellos, los hermanos Joel y Ethan Coen, estuvieron ausentes, incluso físicamente, de aquella polémica, ya que se encontraban rodando en Estados Unidos Barton Fink, su último filme. Curiosamente, narra cómo un guionista del Hollywood de los años cuarenta es anulado por los grandes estudios, que le piden que escriba historias mediocres para la pantalla.

Independientes

"Nosotros vivimos en Nueva York y no conocemos a nadie en Hollywood", dicen los Coen. "Ninguna de nuestras cuatro películas ha sido producida por los grandes estudios y, según nuestra experiencia como cincastas independientes, creemos que es muy fácil burlarse de Hollywood. El secreto está en que mantengamos el control creativo sobre nuestro trabajo".

Joel tiene coleta y lleva una camiseta negra. Ethan tiene el pelo corto, aire de científico despistado y lleva puesta una camiseta roja. El primero tiene 36 años y el segundo dos menos. A simple vista no parecen tener nada que ver pero, observados con más detenimiento, los perfiles se asemejan y hasta las gafas redondas modelo Lennon años sesenta también son casi iguales.

"En el mundo del cine es inusual que dos personas trabajen juntas y se repartan indistintamente los papeles de guionista, director y productor", afirman estos hermanos Taviani a la americana. "Esto siempre provoca perplejidad en la gente, pero a nosotros no, ya que todo surge espontáneamente, poco a poco. No hay ningún misterio en trabajar a 20 dedos", recalca Joel.

Y es que, desde 1984 cuando hicieron su primera película, Sangre fácil, el dúo ha continuado una carrera sin interrupción con Arizona Baby y las ya citadas Muerte entre las flores y Barton Fink.

Dicen ver mucho cine y no se ven raros a sí mismos. "Estamos en la línea de cineastas independientes como Jim Jarmusch o Spike Lee, y ni sentimos la presión del público ni la de los grandes presupuestos", afirman. "De hecho, esta última película, Barton Fink, tiene un presupuesto más pequeño que Muerte entre las flores, y en la siguiente no pensamos incrementarlo".

Los hermanos Coen se divierten ante la sugerencia de que sus películas son una especie de cruce entre el cine de los Marx y el de Sam Peckimpah. "Sí, esto puede ser válido", afirma Ethan, cambiando por su voz la bocina de Harpo. "Nos gusta hacer comedias, pero también nos gusta el thriller. Esta es la razón de que nuestras películas sean una mezcla de ambos géneros. Pero, sobre todo, lo que no nos gusta son las etiquetas, ya que la principal razón por la que hacemos cine es que queremos contar historias; y la pantalla es el mejor modo de creación que conocemos".

Clásicos del cine

Respecto a los homenajes a la novela y cine negro clásicos norteamericanos que aparecen en sus cuatro filmes, dicen: "No nos interesa reflejar la realidad. Por ejemplo, la ciudad en que vivimos, Nueva York, nunca se ha visto en nuestros filmes. Sí nos interesa, sin embargo, reflejar los valores tradicionales, como la muerte, la vida y la violencia, que son comunes a todos los tiempos".

De la violencia, en concreto, contestan: "Como nos gustan los thriller no tenemos más remedio que emplearla, aunque creemos que en las dos últimas películas es menos visual que en las anteriores. Siempre que se habla de cuestiones de vida o muerte aparece la violencia por algún lado. En síntesis, lo que queremos conseguir es electrizar al espectador".

Joel y Ethan Coen están seguros de que el éxito que están viviendo, sobre todo tras los varios premios, recibidos por Barton Fink, no les va a transformar. Incluso, dicen, si Hollywood les llamara, no rechazarían "trabajar en los grandes estudios". Y añaden: "Por el momento, vamos a seguir en Nueva York. Estamos empezando a escribir el guión de nuestra siguiente película".

Poco locuaces en este tema, los Coen sólo quieren adelantar que su próximo trabajo tendrá forma de comedia negra, como los anteriores. Pero dicen: "No queremos estancarnos sino evolucionar, y no nos frenarán los géneros".

Si hay un claro ejemplo de cine independiente capaz de ser comercial, en el mejor sentido del término, es el que hacen Joel y Ethan Coen. Películas repletas de guiños para los más cinéfilos, combinadas con el ritmo y los esquemas del cine clásico en el que, por encima de todo, importaba contar historias.

Aunque en el dúo Joel suele figurar como director y Ethan corno productor, ambos colaboran en todo y, como si fueran siameses, quieren dejar muy claro que la denominación de sus oficios es arbitraria.

Es la fórmula que les gusta y que les permite mantener su independencia profesional. "Empezamos escribiendo medio en broma", señalan completando cada uno la idea del otro. "Hacíamos guiones para algunos de los productores con los que trabajaba Joel como montador. Luego empezaron a pagarnos por ello, y lo que nos pagaban hizo que aquello dejara de ser medio en broma".

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