Claudia, contra la droga
"Lo que falla en el cine europeo actual es la dirección y la pasión", afirma Claudia Cardinale que, de madrina en la jornada de inauguración del festival, pasó ayer a convertirse, por exigencias del guión, en sufrida madre de cruzada contra las drogas. Pero madrina, madre o abuela -que lo es, tiene una nieta de 11 años- lo asombroso es cómo mantiene su atractivo esta actriz italiana nacida en Túnez que protagonizó durante los años cincuenta y sesenta algunas de las páginas más brillantes de la historia del cine europeo. "Soy una actriz afortunada", dice Claudia Cardinale, "porque después de 30 años de trabajo, yo continúo, aunque ahora sea más difícil hacer grandes películas".Fue la más guapa, ardiente y peligrosa de las sex symbols de los años sesenta, y ahora se ha transformado es guapa, elegante y serena. "No me preocupa el paso del tiempo ni las arrugas", dice la actriz que declara 52 años de edad. "He hecho películas míticas, y tengo un hijo y un hombre que me quiere. Además", añade, "cuando era sex symbol lo llevé con dignidad porque, por ejemplo, nunca me desnudé en la pantalla. Pensaba, y pienso, que la mujer tiene que ser misteriosa y mantener secretos para el hombre".
Precisamente, en la película que ayer presentó Claudia Cardinale en San Sebastián, Atto di dolore, está dirigida por el hombre que es su marido en la vida real, Pascual Squipieri. "Interpreto a una madre que tiene un hijo atrapado por las drogas. Yo, que además de actriz soy madre, creo que este problema es muy grave y hay que hablar de ello a la gente en las películas. Hay que acabar con las drogas porque pueden destruirnos a todos".
La protagonista de Rufufú, Rocco y sus hermanos, El gatopardo o Érase una vez en América que Sergio Leone rodó con ella en Almería, manifiesta su asombro porque nunca le llamaron "para trabajar en el cine español". "Ojalá, que a partir de este festival reciba alguna propuesta interesante".
Babelia
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