A vueltas con el hipotálamo
La hipótesis de que diferencias estructurales en el hipotálamo de un grupo de pacientes homosexuales fallecidos a causa del sida fueran el origen de sus inclinaciones sexuales fue sostenida por vez primera en 1990 por el neurobiólogo holandés Dick Swaab. Sin embargo él se centró en una zona distinta aunque cercana a la estudiada por LeVay y supuestamente menos relacionada con la conducta sexual, el núcleo supra chiasmaticus, que regula el llamado reloj biológico. Encontró que era dos veces superior en tamaño y contenía doble número de células en su interior en los cerebros de hombres homosexuales que entre los heterosexuales analizados. Sus conclusiones se publicaron en 1990 en la revista norteamericana Brain Research.Swaab, de 46 años, dirige el Instituto Holandés para las Investigaciones Cerebrales y operó con tres grupos diferentes de personas. El primero era el llamado de referencia y lo formaban hombres heterosexuales fallecidos por diversas causas ajenas al sida. En el segundo contó con tejidos cerebrales procedentes también de hombres, en este caso homosexuales y muertos a causa del síndrome. En el último había pacientes masculinos y heterosexuales de la enfermedad además de algunas mujeres. A todos se les pidió el correspondiente permiso para proceder a las investigaciones una vez que hubieran fallecido. Swaab no especificó el número de personas analizadas.
"La diferencia hallada en el hipotálamo del grupo formado por homosexuales no fue debida a un deterioro cerebral ocasionado por el sida. Entre los heterosexuales que también lo padecían y los fallecidos por otras causas el tamaño del hipotálamo era normal", afirma Swaab, que insiste en que " el informe sobre el hipotálamo es sólo un primer paso en la profundización de los mecanismos de desarrollo de dicha orientación sexual en los seres humanos". Para él, la vía neurológica ofrece más posibilidades de explicación de la homosexualidad "que otras teorías acerca de la libre elección o la influencia del entorno sociocultural".
Sus hallazgos han provocado cierto malestar en el seno del movimiento homosexual holandés. "En parte creyeron que la idea de una diferencia estructural en un sitio tan delicado como el cerebro podía emplearse en su contra", señala Dick Swaab. "En realidad, los que pretendan abusar así de un hallazgo científico no necesitan pruebas médicas. En ningún momento dijimos que ello supusiera padecer una enfermedad", concluye.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.