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GOLPE DE ESTADO EN LA U.R.S.S.

El Papa se suma, un día después, a la preocupacion por la situación en la URSS

Francesc Valls

Juan Pablo II alabó ayer en Budapest la figura del presidente soviético Mijaíl Gorbachov e hizo votos para que se evite un derramamiento de sangre en la URSS y para que el proceso democratizador iniciado con la perestroika no se paralice. Con estas contundentes palabras, que llegaron al final de la misa oficiada en la plaza de los Héroes de Budapest, el Vaticano -uno de los Estados europeos que más ha tardado en reaccionar- se sumaba a la preocupación internacional sobre la situación en la URSS.Tras la lectura del texto, la multitud congregada ante el Papa, en el día de la fiesta nacional húngara, prorrumpió en aplausos. "Frente a las noticias que vienen de la Unión Soviética, se hace más intensa la plegaria para pedir a Dios que en aquel gran país se ahorren nuevas tragedias", dijo Juan Pablo II. "Deseo en la oración que los esfuerzos hechos en los años pasados para devolver la voz y la dignidad a una sociedad entera no sean puestos en peligro", añadió.

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El Papa se extendió especialmente en la figura del depuesto estadista soviético, sobre el que subrayó: "Recuerdo con gratitud los encuentros tenidos con el presidente Gorbachov las dos veces que me ha visitado. De él he apreciado en particular tanto la sincera voluntad que lo guiaba y la alta inspiración que lo animaba en la promoción de los derechos del hombre, de su dignidad, como el empeño por el bien de su país y de la comunidad internacional. Que el proceso por él iniciado no conozca ahora declive".

Democracias del Este

El Papa alabó la democracia conquistada por los países del Este: "Vosotros, queridos hermanos húngaros, sabéis la gran fortuna que representa para vuestro porvenir la libertad que habéis conquistado en modo irreversible. ¡Sabed apreciar y vivir la libertad!".

Anteayer, el portavoz vaticano, Joaquín Navarro Valls, avanzó tímidamente la postura de la Santa Sede, pero durante toda la jornada del lunes el Papa no hizo la esperada alusión al tema. Al parecer, la prudente diplomacia vaticana aguardaba el retorno a Moscú del delegado personal del Papa en aquella capital, Francesco Colasuono. El secretario de Estado vaticano, Angelo Sodano, abordó con el primer ministro húngaro, Jozsef Antall, la situación en la URSS. Asimismo, se mantuvieron contactos telefónicos entre la diplomacia vaticana y el presidente polaco, Lech Walesa. Precisamente algunas fuentes destacan la moderación de la reacción polaca sobre el golpe de Estado soviético, que ven paralela con el texto leído por el Pontífice.

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Con este apoyo a la perestroika concluía la visita del Papa a ungría, donde todos los partidos parlamentarios húngaros, han expresado unanimidad respecto a la condena del golpe.

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