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`ULISES´, EL MITO CRECIENTE

El Último secreto de James Joyce

Documentos inéditos y cartas del autor del 'Ulises' integran el depósito de Paul Léon, sellado durante 50 años

Manuel Rivas

Desde hace cincuenta años se guarda en la Biblioteca Nacional en Dublín el contenido de dos maletas repletas de papeles de James Joyce, rescatados de la destrucción por su amigo Paul Léon. Él las dejó en 1940 en manos del embajador de Irlanda en París, con la condición de que no fuesen abiertas antes de medio siglo después de la muerte del escritor. La esperada fecha llegará el próximo otoño y, aunque no se aguardan grandes revelaciones, la curiosidad por esos últimos documentos secretos de James Joyce es enorme.

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Un santuario laico

MANUEL RIVAS Hasta el proximo otoño no serán dados a conocer y exhibidos al público los documentos del que se considera último legado inédito de James Joyce. Se trata de una serie de papeles, documentos y cartas personales del autor del Ulises, salvados de la destrucción por su amigo Paul Léon.

"Se trata fundamentalmente de correspondencia personal del periodo final de su vida", declara Pat Donlon, directora de la National Library, biblioteca nacional irlandesa, y principal responsable de su custodia. ¿Causarán un gran impacto estos papeles? "Francamente, creo que no. Cuando hay tantas expectativas, jamás se curriplen". Dentro del suspense que rodea toda esta historia, Donlon adelanta otro detalle. "El depósito incluye gran cantidad de documentos".

"Es fantástico, un gran honor", dice Pat Donlon con una abierta sonrisa para expresar la satisfacción profesional por tener a su cargo el desvelamiento de un secreto escrupulosamente respetado durante medio siglo. "Pero la verdad es que ni siquiera he querido profundizar en el contenido. Ya habrá tiempo. Son otros aspectos los que ahora me quitan el sueño".

Nunca antes se habían tomado tales medidas de control y protección en Kildare Street, Dublín 2, sede de la National Library, donde también se encuentra el original de A portrait of the artist as a young man.

"Recién terminado el trabajo de catalogación y microfilmación", explica Donlon, "mismayores preocupaciones en este momento son las labores de conservación, pues el papel es de deficiente calidad, con mucha acidez, y también las garantías de seguridad". Como atendiendo a un juramento, el personal ataja con humor dublinés la insistencia ajena: "No vamos a tomarnos la libertad de hablar".

Sin despreciar la segura importancia del depósito, los estudiosos del célebre autor, examinado a lo largo de los años por biógrafos y críticos con puntillosidad cirujana, no esperan ya revelaciones sorprendentes. Pero la peripecia de estas escrituras, principalmente cartas, es digna de una leyenda céltica.

A Jim, forma familiar de James, seguramente le hubiera divertido saber que sus papeles descansaron hasta ahora en tin. The tin, de metal de estaño, era la caja donde los documentos fueron sellados tras su llegada a Irlanda, en 1947, y allí permanecieron hasta la actualidad.

Antes, y desde finales de 1940, habían sido huéspedes de dos maletas que un hombre en peligro dejó en manos de Count O'Kerry, embajador irlandés en París, con un único mandato: que no se revelara su contenido hasta pasados 50 años de la muerte de James Joyce. Aquel hombre, Paul Léon, fue algo más que un amigo para el célebre autor de Ulises, desde que se conocieron, en 1930.

No por casualidad fue él quien, en plena ocupación nazi, a finales de 1940, se dirigió al 34 de la Rue de Vignes, último domicilio parisiense de Joyce, para sal var las pertenencias íntimas Como cuenta el biógrafo Ri chard Ellmann, incluso "consiguió recuperar algunos de los libros y papeles que se vendieron en una subasta celebrada dentro de la ilegalidad por el dueño de la casa".

Encuentro

James Joyce falleció en Zúrich el 13 de enero de 1941. A Paul Léon, de origen judío, lo asesinarían los nazis en 1942. Se vieron por última vez en septiembre de 1940, en la villa de Saint-Gérand-le-Puy, donde se entretuvieron juntos durante el verano en la búsqueda de erratas de ese explosivo ingenio de literatura y música que es Finnegan's Wake, obra postrera del escritor duiblinés. Joyce ya no regresaría a París, pero sí lo hizo Léon, pese a la insistencia del amigo.

Aquel encuentro en vísperas de la tragedia había tenido un gran significado para ambos, pues se reconciliaron después de una aparente ruptura motivada por su diferente posición en las desavenencias entre George, hijo del escritor, y su esposa, Helen, anécdota que refleja hasta qué punto era importante la personalidad de Léon en el entramado familiar de los Joyce.

Además de amigo, Léon fue durante la década de los treinta el más estrecho colaborador de Joyce, como reconocía éste en una biograflia autorizada, la que preparaba Herbert Gorma: "Durante los últimos años, enfermo o sano, de noche o de día, ha sido un amigo absolutamente desinteresado y fiel, y nunca habría podido hacer lo que hice sin su ayuda".

Paul Léon hacía de secretario de James Joyce sin aceptar oficialmente esta condición, espantaba a las visitas indeseadas, se hizo cargo de buena parte de la correspondencia y sostuvo al escritor cuando éste se derrumbaba ante la mayor tragedia de su vida, la enfermedad mental de su adorada hija Lucia.

Abogado e ilustrado, emigrado de Rusia en 1918, Paul Léon reunía los requisitos indispensables para ser confidente de Joyce: estaba fascinado por su genlalidad, pero no era un adulador; se llamaba en realidad Paul Leopoldovich (Leopold Paula Bloom es el nombre del personaje principal del Ulises), y, sobre todo, tenía un magnífico sentido del humor.

Ironía

En respuesta a un cuestionario enviado a Joyce en 1932 por la moscovita Unión Internacional de Escritores, Revolucionarios, en el que se le pedía su opinión sobre la Revolución de Octubre, Léon envió la siguiente nota: "Muy señores míos: el señor Joyce desea que les dé las gracias por su atenta carta del 17 del corriente, gracias a la cual se ha enterado con interés de que ha habido una revolución en Rusia en octubre de 1917. De todas formas, y después de un análisis más atento, ha descubierto que la Revolución de Octubre tuvo lugar en noviembre de ese año. A partir de los datos que ha reunido hasta ahora le resulta dificil juzgar la importancia del acontecimiento, y sólo desea decir que, a juzgar por la firma de su secretaria, los cambios no han sido tan importantes".

La esposa de Paul, Lucie Noel, relató la historia de esta gran amistad en un libro titulado James Joyce and Paul L. Léon: the story of a friendshíp, publicado en Nueva York en 1950.

Antes de caer víctima de la atrocidad nazi, este otro Leopold joyceario, tuvo el gesto legendario de poner a buen recaudo las para él sagradas escrituras. Sólo pidió a cambio 50 años de silencio.

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