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ECOLOGÍA

Greenpeace impide atracar en Bilbao a un barco cargado con residuos tóxicos

Miembros de Greenpeace han impedido la entrada en el puerto de Bilbao del carguero Baltica, procedente de Holanda, que transporta 1.500 toneladas de polvos de acería contaminados con dioxinas, sustancia tóxica causante de la catástrofe de Seveso (Italia) en 1985.

La acción, que comenzó sobre las cinco de la tarde del pasado lunes y que forma parte de la campaña de Greenpeace en defensa del mar Cantábrico, continua al cierre de esta edición. Greenpeace ha anunciado que mantendrá inmovilizado el barco hasta que se devuelva el residuo tóxico a sus lugares de origen, Alemania y Suecia.Los preparativos de la operación comenzaron la noche del domingo cuando el capitán del MV Greenpeace, Bart Terwiel, y un miembro de la tripulación se desplazaron desde Santander, ciudad donde se encontraba el barco de Greenpeace, hasta el puerto de Bilbao para confirmar la hora de llegada del buque. El carguero Baltica, con pabellón de Antigua y Barbuda y tripulación polaca, tenía previsto atracar en Bilbao durante la mañana del lunes. Pero, finalmente, tuvo que fondear en el exterior.

Durante el viaje del MV Greenpeace desde Santander hasta Bilbao la tripulación, formada por 25 personas de 10 nacionalidades diferentes, inició los preparativos para la acción. El color naranja era el denominador común de todos los elementos que se iban a utilizar al atardecer: cuatro tubos hinchables de plástico de unos 20 metros cada uno, seis balones hinchables y varios flotadores, todos ellos unidos por una cuerda.

Sobre las cinco de la tarde del lunes, mientras dos Zodiac rodeaban el barco con dicho material para inmovilizarlo, dos jóvenes subieron al carguero y desplegaron una pancarta con el lema: Residuos tóxicos, devolver al productor. Toda la operación duró 20 minutos.

Importación de residuos

El capitán del buque MV Greenpeace, anclado a unos 400 metros del Baltica, y Juan López de Uralde, coordinador de la campaña en defensa del mar Cantábrico, explicaron al responsable del carguero que la acción de protesta "no iba contra él ni contra su tripulación, sino contra la importación de residuos tóxicos". Representantes de Berzellus, la empresa alemana encargada de tramitar la descarga del Baltica, confirmaron a miembros de Greenpeace en Alemania que las 1.500 toneladas de polvos de acería estaban contaminados con dioxinas. "El cargamento del Baltica tiene dioxinas, pero en cantidades inferiores a las que llevamos el año pasado", afirmaron.Las 1.500 toneladas de residuo contaminado proceden de dos siderurgias europeas: 1.300 toneladas, de la fábrica alemana Badische Stalwerke (BSW), y 200 toneladas, de la empresa Fundia Bygs, radicada en la ciudad sueca de Hompstadp. La empresa destinataria de la carga, Aser, SA, sociedad bilbaína especializada en el tratamiento de polvos de acerías, importa de Europa el 70% de las 70.000 toneladas que procesa anualmente.

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