Cuba, los puentes necesarios para una isla
En relación con la situación actual de Cuba, la autora aboga por. una cooperación solidaria por parte de los países latinoamericanos y de la CE, que ayudaría a superar la grave crisis política y económica e influiría en la apertura del sistema.
Cuba, más isla que nunca, busca puentes para su inserción internacional. Los recientes acontecimientos ocurridos en la URSS y en los países del Este han dejado a Cuba sin socios comerciales, sin aliados políticos y sin apenas cooperación y ayuda internacional.El enclaustramiento propio del régimen cubano, al que se une el largo bloqueo mantenido férreamente por parte de Estados Unidos, hace que hoy día el aislamiento de Cuba se perciba desde dentro con más angustia que nunca. Es urgente, pues, poner fin al bloqueo y crear puentes que ayuden a Cuba a salir de la crisis y contribuyan a su apertura y desarrollo.
Hay un puente natural y geográfico que los países latinoamericanos deben tender, mediante una cooperación solidaria que contribuya a la plena incorporación de la isla al continente. Pero hay otro puente igualmente importante que la CE puede y debe ayudar a tender y que debe traducirse en una sólida cooperación con este país.
Únicamente una cooperación generosa otorgará credibilidad a la CE a la hora de pedir reformas políticas y económicas. La CE puede desempeñar un papel de intermediación entre Cuba y EE UU similar al que desempeñó, con gran éxito, en el conflicto centroamericano. En la construcción de este puente, España tiene una especial responsabilidad. Si el llamado conflicto de las embajadas ocurrido el año pasado provocó la suspensión de toda cooperación con la isla, no sólo de la española, sino también de la comunitaria, en estos momentos difíciles el Gobierno español debe tener la generosidad de emprender de nuevo la cooperación con Cuba y convencer a la Comunidad Europea de la importancia de la misma.
El próximo mes de julio, el rey Juan Carlos participará (por iniciativa española) en la cumbre de presidentes iberoamericanos que tendrá lugar en Guadalajara (México) y que precederá a la cumbre presidencial iberoamericana que acogerá España en 1992 (Madrid) con motivo de la conmemoración del V Centenario. Con este gesto, España quiere demostrar que puede hacer compatible su doble pertenencia a la Comunidad Europea y a la comunidad iberoamericana.
Pero la pertenencia a la comunidad iberoamericana no puede limitarse a un mero gesto o declaraciones de buena voluntad; necesariamente debe conllevar la asunción de compromisos y responsabilidades de forma recíproca. Con ocasión del encuentro en Guadalajara, el rey de España tiene la oportunidad de ratificar este compromiso. Entre todos los presidentes iberoamericanos estará también presente Fidel Castro. Es el momento entonces de tender no una mano vacía, sino de ofrecer una cooperación solidaria con Cuba. Pero, a su vez, la mano que tienda el presidente Fidel Castro deberá comportar un compromiso de cambio y transformación para la superación de la crisis y el aislamiento en el que se encuentra sumido el régimen cubano.
Diálogo cordial
Durante una reciente visita de parlamentarios europeos, tuvimos la oportunidad de entrevistarnos con diferentes autoridades y personalidades académicas. El diálogo fue siempre cordial, pero se perciben aún grandes recelos a la hora de hablar del alcance y medidas necesarias parta la apertura del sistema.
Los principios y logros de la revolución, el modelo socialista y el liderazgo de Fidel Castro son incuestionables desde dentro. Sin embargo, el propio Fidel Castro, con motivo de la conmemoración del 30º aniversario de la revolución, reconoció públicamente los errores cometidos en los últimos años, los problemas acuciantes que acosan al régimen cubano y la necesidad de una rectificación de los mismos. Este reconocimiento público ha desatado sin duda un cierto debate en determinados sectores del partido que exigen mayor democratización del sistema (sin poner por eso en cuestión el mismo).
Igualmente, en algunos círculos académicos se analizan las propuestas de rectificación emprendidas en el modelo económico cubano, especialmente en los sectores agroalimentarlo, turismo, biotecnología y farmacología. La apertura y dinamización de estos sectores ha venido forzada por las restricciones, cuando no suspensión, de las ayudas económicas y comerciales que se recibían de la URSS y de algunos países del Este y que sirvieron de válvula de oxígeno hasta ahora para la subsistencia de la economía cubana.
A lo largo de estos años ha habido sectores especialmente cuidados por el régimen y con reconocido prestigio internacional, como el de la salud pública, la investigación o la educación. Pero otros sectores fueron descuidados sin duda por la comodidad que proporcionaba la ayuda soviética, especialmente en el sector agroalimentario, el energético o en ciertas producciones industriales.
Precisamente la falta de productividad en estos sectores es lo que más rápidamente ha percibido la población, que sufre hoy día de escasez de ciertos productos básicos, de energía y de gasolina. Esta situación ha ido generando desasosiego y malestar crecientes en el pueblo cubano, que reclama un cambio con urgencia. Ciertos círculos intelectuales se han erigido en portavoces de este malestar y. han plasmado sus reivindicaciones en el llamado Manifiesto de intelectuales.
En estos momentos, una excesiva presión y hostigamiento desde el exterior, especialmente por parte de Estados Unidos, lo único que provocaría es una mayor cerrazón del régimen cubano. Por el contrario, una cooperación solidaria y generosa por parte de los países latinoamericanos y de la Comunidad Europea otorgaría credibilidad para influir en los cambios y apertura del sistema.
es eurodiputada y miembro del Comité Ejecutivo del CDS.
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