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Robert Gallo anuncia el descubrimiento de una sustancia capaz de evitar un tumor vinculado al sida

Milagros Pérez Oliva

ENVIADA ESPECIAL"En el último año creo que hemos sido demasiado pesimistas. En poco tiempo estaremos en condiciones de ayudar a los enfermos del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida)", dijo ayer Robert Gallo, del National Cancer Institute de Bethesda (EE UU). Gallo, quien renunció recientemente a su condición de codescubridor del virus causante de la enfermedad, anunció en el Congreso Mundial del Sida varios hallazgos, entre ellos una sustancia que evita el sarcoma de Kaposi, un tumor maligno vinculado al síndrome.

Robert Gallo expuso algunas novedades sobre el mecanismo de replicación del virus del sida, que muy pocos en el congreso comprendieron en toda su ex tensión, pero que algunos investigadores valoraron como un paso importante en la carrera por encontrar una forma de bloquear el virus. También habló de las prometedoras expectativas de una terapia génica que está ensayando en anima les, y que trasladada al hombre consistiría en extraer células troncales de la médula espinal cuando todavía no están infectadas, introducir mediante alteración genética mecanismos de resistencia al virus y reimplantarlas de nuevo en la médula. "Se trata de una vacuna intra celular, un antiviral introducido en la célula, que se activaría sólo cuando ésta es atacada por el virus", aclaró posteriormente en rueda de prensa. "El mecanismo funciona en el laboratorio, pero estamos todavía lejos de poder pensar en aplicarlo a la médula humana", advirtió. Gallo presentó también un trabajo según el cual el virus Herpe 6, que está presente en la mayor parte de las personas, actúa como cofactor en el desarrollo del sida. El español Rafael Nájera calificó de "muy interesantes" las aportaciones de Gallo y especialmente el hecho de que el investigador norteamericano "haya encontrado trozos de DNA en el virus, lo cual podría cambiar la visión que ahora tenemos sobre su biologia".

Cientos de caminos

A pesar del optimismo de Gallo, los muchos investigadores que han desfilado ya por el congreso han puesto de manifiesto que hay cientos de caminos abiertos, la mayoría prometedores, pero no existe ninguna señal que permita identificar cuál de ellos puede ser'el que lleve a bloquear definitivamente la enfermedad.La sesión de ayer, dedicada a los tratamientos, se centró en analizar los resultados del único fármaco que ha revelado alguna efectividad: la zidovudina o AZT. Diversos estudios han demostrado que este fármaco alarga la vida de los enfermos en más de un año, pero hay ya evidencias contundentes de que al cabo de cierto tiempo, que es variable en cada individuo, el virus muta y acaba ofreciendo resistencia a la zidovudina. Es decir, que se trata de un medicamento de entretenimiento que acaba perdiendo la batalla. "Sabernos todavía demasiado poco sobre este fármaco y cómo actúa",. concluyó lan Welles, de la Facultad de Medicina de Londres. Está claro que la zidovudina está indicada en efermos de sida, pero la polémica se centró en si debe o no administrarse también a los portadores asintomáticos, es decir, a los infectados por el virus que todavía no han desarrollado la enfermedad. WeIles abogó por la cautela, "hay una incertidumbre, y mientras no la superemos es difícil adoptar una decisión". La cuestión está en que cuando el tratamiento con zidovudina pierde eficacia, el sistema inmunológico del individuo queda seriamente afectado y el camino hacia la muerte es ya corto. Si se administra AZT cuando todavía no hay síntomas de la enfermedad, se podría estar perdiendo un tiempo de vida, aquel en el que el sistema inmunológico todavía es capaz por sí mismo de frenar el virus.

Zagury no convence

Ann Collies, de la Universidad de Seattle (Estados Unidos), presentó el primer trabajo que se conoce sobre combinación de AZT y otro *fármaco en experimentación, el DDI, y la conclusión no fue entusiasta: "La combinación de AZT y DDI ofrece mejores resultados en algunos casos o por lo menos iguales que la zidobudina sola".La intervención del polémico profesor francés Daniel Zagury, duramente criticado en Francia por sus descubrimientos, considerados "dudosos", levantó cierta expectación al anunciar un tratamiento en seropositivos que les protegería contra el desarrollo de la enfermedad. Zagury, no convenció al resto de los científicos presentes, por no aportar elementos que permitan evaluar la veracidad de sus afirmaciones.

Así estaban las cosas en el congreso cuando la figura de la actriz Liz Taylor hizo volver las cabezas de los congresistas. La actriz, presidenta de Ainfar (asociación estadounidense para la investigación del sida), bellísima y elegantísima, acudió al congreso a obsequiar con su saludo y sus sonrisas. Apenas dijo unas tímidas palabras: "Estoy orgullosa de trabajar por una causa que considero muy justa".

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