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Gorbachov pide en Oslo ayuda a Occidente

El presidente de la URSS, Mijail Gorbachov, pidió ayer a Occidente que apoye su política destinada a transformar la sociedad soviética y advirtió que si la perestroika fracasa peligrará la paz mundial. Durante el discurso pronunciado en el Ayuntamiento de Oslo para agradecer la concesión del prendo Nobel de la Paz de 1990, Gorbachov reconoció que su política de apertura está en un momento "dramático" y "crucial". Y agregó que si se aceptasen algunas de las demandas planteadas por los descontentos, el país iría al caos."El mundo necesita la perestroika tanto como la Unión Soviética ... Ahora que la perestroika se encuentra en una fase crucial, la URSS tiene el derecho de esperar un apoyo a gran escala para asegurar su éxito" dijo el líder soviético en un discurso de casi una hora de duración, pronunciado ante un auditorio de medio centenar de personas. El gobernante reconoció que en la URSS "muchos han tenido miedo y quisieran volver al pasado. No solamente quienes tienen costumbre de poseer los mecanismos del poder en la administración del país, del Ejército... sino también aquellos cuyos intereses y modos de vida han sido puestos en entredicho". En otro momento subrayó que si el naufraga el proceso político que impulsa desde hace cinco años "las perspectivas de entrar en un período pacífico de la historia se desvanecerán, al menos en un futuro inmediato".

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Gorbachov dijo asimismo que la apertura de su país a la economía de mercado, la convertibilidad del rublo, y la transformación de la URSS es una necesidad para lo que calificó "una sincronización de nuestras acciones con los países del Grupo de los Siete y los de la Comunidad Europea". En otras palabras, dijo, "estamos pensando fundamentalmente en una nueva fase de nuestra cooperación internacional".

El presidente soviético se refirió también al proceso de autodeterminación de algunas repúblicas sobre -las que dijo, sin mencionar especialmente a ninguna, que deberá resolverse por vías constitucionales. Reiteró su objetivo y convicción de que los problemas surgidos en el curso de las transformaciones operadas en el país pueden ser resueltos por vías constitucionales dentro de los marcos de la democracia y las reformas.

Buena parte del discurso estuvo destinada a historiar el proceso de la perestroika, para lo que se refirió a la situación anterior en la URSS, que describió con trazos sombríos. Fue frente al dilema de una sociedad en bancarrota política, económica y cultural que se decidió a poner en movimiento la perestroika "como un retorno de nuestro pueblo al sentido común, a la posibilidad de abrirse hacia el mundo y restituir la normalidad en las relaciones entre el desarrollo interno y la política exterior".

"Deseamos ser una parte integrante de la civilización moderna, vivir en armonía con las labores universales, sostenidos por las normas del derecho internacional, siguiendo las reglas del juego en las relaciones económicas con el resto del mundo", dijo el líder soviético. Y sostuvo que esto se cumpliría a través de la estabilización del proceso democrático, en base a un amplio consenso social y una nueva estructura constitucional de la Unión Soviética en una genuina libertad y voluntaria adhesión. Gorbachov abogó por una intensificación de las reformas económicas destinadas a establecer una economía de mercado basada en un nuevo sistema de relación de la propiedad y por último la apertura a la economía mundial, para lo cual mencionó expresamente él camino de la afiliación al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional. Sostuvo además que la elección que ha hecho es irrevocable, que nada ni nadie lo hará abandonar o desviarse de las reformas emprendidas en su país.

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Ovacionado

El presidente sov¡ético fue ovacionado al término, de su discurso como lo había sido cuando hizo su entrada en la sala del Ayuntamiento. Hubo, sin embargo, un espectador que comenzó una protesta interrumpiendo momentáneamente el discurso de Gorbachov. Un joven, gritando y gesticulando, le increpó con alusiones a "los diez millones de minas que dejó en Afganistán". Gorbachov respondió: "Si el tema no le hace feliz, a mí tampoco".

El líder soviético se veía distendido y sonriente cuando descendió junto con su esposa Raisa del Byushin-62 de Aeroflot en el aeropuerto de Oslo ayer al mediodía, caminando hacia el encuentro de las personalidades noruegas que aguardaba su llegada, entre ellas el presidente del Comité Nobel. Francis Sejersted; la primera ministra, Gro Harlem Brundtland; el ministro - de Asuntos Exteriores, Thorvald Stoltenberg. El presidente del Comité Nobel expresó que la decisión de adjudicarle el premio fue un claro reconocimiento de que ninguna persona había contribuido en tal alto grado como Gorbachov al fin de la guerra fría y a sustituir la desconfianza por la confianza en las relaciones internacionales.

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