Mal de pobres

DESDE PRIMEROS de año, Perú vive bajo el azote del cólera, una enfermedad fácilmente evitable con la adopción de medidas de higiene, pero a la que las condiciones misérrimas de vida que soporta el país andino han transformado en una amenazante epidemia que ha afectado, de momento, a casi 200.000 personas y ha causado la muerte a cerca de 2.000. Pero esta situación dramática en que se halla sumido el pueblo peruano puede ser sólo el prolegómeno de una tragedia aún mayor, que llegue a afectar prácticamente a toda América Latina.Hay razones para temer que la epidemia del cólera, en absoluto controlada tras los cinco meses transcurridos desde su aparición, se convierta en endémica y que las aguas polucionadas por sus bacterias afluyan por los ríos de la Amazonia transportando el mal a las poblaciones de los países circundantes. Ecuador, Colombia y Bolivia han comenzado ya a pagar su tributo en muertos y afectados por causa del cólera, pero ¿qué ocurriría si la epidemia alcanzara las zonas superpobladas de Brasil y prendiera en el infrahumano mundo de las favelas?

La situación es, sin duda, preocupante tanto por los gravísimos daños ya ocasionados como por los riesgos en ciernes. Por eso llama la atención que los Gobiernos y los organismos internacionales hayan permanecido hasta ahora, prácticamente, con los brazos cruzados y que la opinion pública de los países desarrollados haya mostrado escasa sensibilidad antela tragedia. De momento, la reacción de Estados Unidos y de los países de la CE ha consistido, sobre todo, en la adopción de medidas proteccionistas, sanitarias y comerciales, ante las exportaciones de productos peruanos, principalmente hortalizas y pescados.

Todo se une, pues, para que Perú tenga que hacer frente, en medio de una soledad casi absoluta, a un mal que ha venido a sumarse a los otros, crónicos, que sufre: terrorismo, narcotráfico, deuda externa, profunda recesión económica, hiperinflación, etcétera. Una situación tanto más irritante cuanto que, de acuerdo con lo declarado por Hiroshi NakaJima, director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), con sólo 60 millones de dólares (algo más de 6.000 millones de pesetas) que se hubieran destinado a la mejora de los sistemas sanitarios y de distribución de agua potable Perú podría haberse librado de la propagación de la epidemia.

La conmemoración del V Centenario del Descubrimiento de América podría ser la ocasión para que países ricos y organismos internacionales prestasen ayuda a la puesta en marcha de un plan de inversiones para modernizar sus redes comerciales y sanitarias y las infraestructuras de sus ciudades. Sería una forma eficaz y perdurable de celebrar la efeméride.