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Un español buscado en Nicaragua por el 'rubens' robado en La Coruña

Los ladrones iban a venderlo por 380 millones

La policía de Nicaragua busca al español Ramón Ramudo como presunto implicado en el robo de un cuadro de Rubens, en septiembre de 1985 en La Coruña, tras haber sido denunciado como el autor por dos nicaragüenses también implicados y detenidos junto a otras dos personas, informa Efe. Psique o La aurora, un cuadro de Rubens que había sido robado del Museo de Bellas Artes de La Coruña, fue recuperado por la policía local de Miami (Estados Unidos) el pasado día 7.

El cuadro, una tabla de 8 x 20 centímetros, estaba en poder de cuatro personas que fueron detenidas cuando intentaban venderlo por tres millones y medio de dólares (unos 380 millones de pesetas). La policía de Miami (Estados Unidos) camufló a un agente como un comprador y logró detener a cuatro personas cuando pretendían rematar la transacción.Psique o La aurora, un óleo sobre tabla pintando en 1636 por encargo de Felipe IV, había sido robado en 1985 del Museo de Bellas Artes de La ciudad gallega junto con El laberinto de Creta o Dédalo y el minotauro, que fue recuperado en Suecia el pasado año después de una intensa polémica y tres sentencias judiciales, una de las cuales ordenaba su devolución a los que lo habían sustraído.

El 16 de septiembre de 1985, el único bedel, de la Casa del Consulado, sede del museo, se dio cuenta que en la pared donde se exponían las tablas sólo quedaban las alcayatas. El ladrón, se supone que el coruñés llamado Ramón Ramudo y residente en Estocolmo, sabía que sólo necesitaría una cizalla para llevarse dos obras de Rubens bajo la chaqueta. "Una operación más sencilla que sustraer un disco en unos grandes almacenes", comentó uno de los investigadores.

Una red de amigos o cómplices intentó tres meses después que el National museum de la capital sueca peritara El laberinto de Creta para su venta. Este error les costó que la Interpol interceptase el cuadro en mayo de 1985 en Nueva York.

En marzo de 1987 un tribunal sueco condenó al poseedor a dos años de prisión, al tiempo que ordenaba la devolución a España de la obra. Sin embargo, un recurso de la defensa determinó un fallo contrario, que establecía que el cuadro recuperado y el reclamado por el museo coruñés no eran el mismo. Una diferencia menor a un centímetro entre las medidas de la descripción aportada y las del cuadro real, y unas deficiencias en la traducción del informe de los especialistas del Prado, sirvieron para argumentar una sentencia que ordenaba la entrega de la tabla al anteriormente condenado.

La prensa sueca recogió innumerables críticas a la decisión judicial, hasta que el recurso presentado por el fiscal general del Estado sueco desembocó en septiernbre de 1988 en una sentencia definitiva que confirmaba la prisión para el receptor del cuadro. El cuadro volvió en 1990 a un Museo de Bellas Artes ya dotado de vigilancia.

El conservador del museo, Félix de la Fuente señala: "Como suele suceder en este país, tiene que pasar una desgracia para que se solucionen determinadas carencias".

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