El PSOE apoya a Benegas y cree conveniente un mayor protagonismo de Alfonso Guerra

El aparato del partido socialista expresó ayer su apoyo a Txiki Benegas, aunque varios dirigentes socialistas y miembros del Gobierno estiman que sería más conveniente en esta etapa preelectoral un mayor protagonismo de Alfonso Guerra, en detrimento del secretario de organización. El número tres del PSOE aseguró ayer que ni ha presentado la dimisión ni tiene intención de hacerlo. Guerra y el actual vicepresidente, Narcís Serra, mantienen un estrecho contacto, en un intento de controlar la crisis desatada por la difusión de los críticos comentarios de Benegas.

El Consejo de Ministros celebrado ayer no entró a discutir el fondo de la polémica, de acuerdo con las instrucciones de Felipe González de no alimentar el debate. Sin embargo, y en conversaciones privadas, algunos miembros del gabinete se mostraron partidarios de que Txiki Benegas presente la dimisión al secretarlo general para dejarle las manos libres.Benegas intentó atajar de forma contundente los comentarios sobre su posible dimisió con el envío a todos los medios de comunicación de un fax en el que se afirma textualmente que las noticias sobre su abandono del cargo son "una mentira consciente lanzada con fines de intoxicación política".

Simultaneamente, algunos responsables del aparato del partido defendieron la necesidad de que Alfonso Guerra abandone su retiro entre bambalinas y vuelva a ocupar un puesto en primera linea para apaciguar tensiones. Esta misión es considerada especialmente conveniente ante la proximidad de las elecciones del día 26 de mayo y ante el riesgo de que éste último conflicto perjudique la campaña electoral socialista.

Polémica beneficiosa

Personas de confianza de Guerra han recorocido en privado que la difusión de las disensiones de Benegas con Solchaga y González puede ser infinitamente más Derjudicial para el PSOE que la reciente polémica sobre el plan de promoción de 400.000 viviendas. Desde su punto de vista, esta polémica incluso ha podido ser beneficlosa para los socialistas por cuanto ha mostracio ante la opinión pública una "sensibilidad" hacla un problerría social de primera magnítud.

El Gobierno y el partido coinciden al menos, en que se debe poner veto a los frecuentes enfrentamientos públicos entre el aparato socialista y miembros del gabinete mediante una intervención de Felipe González, en la medida que el vicepresidente Narcís Serra aún no se ha hecho con las riendas de la situación, por su escaso tiempo de ejercicio.

Felipe González pidió ayer la máxirria discreción sobre los comentarios de Benegas durante la reunión del Consejo de ministros, a la que asistieron todos sus integrantes excepto el responsable de Asuntos Exteriores, Francisco Fernandez Ordoñez, que se encontraba de viaje oficial en Luxemburgo. Según algunos de los presentes, la reunión fue menos distendida que en otras ocasiones porque flotaba en el ambiente la preocupación por la gravedad de la crisis entre el partido y el Gobierno socialista.

González, que conversó personalmente con el vicepresidente Narcis Serra el pasado jueves -el mismo día en que se reunió con Alfonso Guerra en La Moncloa- considera fundamental restablecer la imagen de cohesión. En consonancia con esta táctica, y pese a las evidencias aportadas por la grabación de dos conversaciones telefónicas de Txiki Benegas, la portavoz gubernamental, Rosa Conde, rehuyó ayer entrar en la dimensión política de los críticos comentarios del secretario de organización del PSOE.

La portavoz gubernamental proclamó, con solemnidad, que "el Gobierno considera ética y políticamente reprobable" las escuchas telefónicas a Benegas y que los ciudadanos deben entender que se ha cometido una violación de un derecho fundamental.

Problemas de coordinación

Si bien Rosa Conde soslayó con estas observaciones el fondo político del asunto, otros miembros del Gabinete han reconocido que el nuevo modelo de coordinación que pretende personificar Narcis Serra todavía no ha cuajado. Dirigentes del aparato del partido, e incluso algunos ministros, interpretan que esta situación de interinidad está siendo aprovechada por el ministro de Economía, Carlos Solchaga, para expandir su influencia.

La necesidad de un modelo de coordinación operativo se plantea de manera urgente, en la medida que son varios los conflictos ya desatados y los problemas que pueden derivar en nuevos enfrentamientos entre partido y Gobierno: La política de vivienda, la central nuclear de Valdecaballeros y la banca pública.