Sanidad facilitará el acceso a los opiáceos a los enfermos terminales

El Ministerio de Sanidad y Consumo prepara una nueva normativa que facilitará el acceso de los enfermos en estado terminal a tratamientos con opiáceos para mitigar el dolor, según anunció ayer el titular de departamento, Julián García Vargas. La nueva fórmula, que puede entrar en vigor el próximo verano, será la de una receta con tres copias, una para el paciente, otra para el farmacéutico y una tercera para el médico, y fabricada en papel timbrado por la Casa de la Moneda. Con ello se intenta evitar el desvío de los estupefacientes a mercados no terapéuticos y suprimir las importantes trabas burocráticas existentes hasta ahora para recetar derivados del opio (véase EL PAÍS del 19 de enero pasado).En la actualidad, para recetar estos derivados se necesitan tres avales: una receta normal de la Seguridad Social, una especial de estupefacientes y un carné de extradosis a nombre del paciente, que el médico deberá gestionar directamente en la sedes provinciales del Insalud.

También para tener el talonario de estupefacientes, el facultativo deberá comprarlo en el colegio oficial. Si lo pierde podrá ser objeto de sanción, lo que, unido al riesgo de que se lo robe un adicto a las drogas, ha disuadido a muchos médicos de facilitar abiertamente a sus pacientes estos tratamientos contra el dolor. Muchos de los pacientes terminales son tratados con analgésicos no opiáceos, como la aspirina y el paracetamol, pero el problema radica en que no se consigue mayor eficacia por mucho que se aumente la dosis, aunque sí el riesgo de efectos adversos. Entre los opiáceos de efectos suaves se encuentran la codeína y el destropropoxiceno, y entre los potentes, la metadona, el buprex y otros derivados de la morfina.

Al menos un 60% de los enfermos de cáncer en sus últimas etapas son candidatos a tomar algún tipo de opiáceo para aliviar su dolor. Estos tratamientos no se escatiman en las modernas unidades para la atención de enfermos terminales, una vez que el pronóstico de la dolencia aconseja desistir de la quimioterapia y de la radioterapia para prolongar una vida.