Menem indulta a los jefes militares de la dictadura
El presidente argentino, Carlos Menem, indultó esta madrugada a los últimos 12 responsables que quedaban condenados o bajo proceso de la llamada guerra sucia que los militares desataron contra la guerrilla entre 1975 y 1983, periodo durante el que se consumó la mayor tragedia criminal padecida por Argentina en lo que va de siglo y durante la cual desaparecieron más de 30.000 personas. Menem no ha explicado nunca las razones de su decisión. Se ha basado sólo en la facultad para hacerlo que le concede la Constitución, con el objetivo de imponer por decreto una supuesta "pacificación nacional".
Los ex generales Jorge Videla, Roberto Viola, Ramón Camps, Pablo Ricchieri y Carlos Suárez Mason, los ex almirantes Emilio Massera y Armando Lambruschini; el jefe de los Montoneros, organización guerrillera de origen peronista, Mario Firmenich; el ex ministro de Economía de la dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz; el brigadier Ramón Agosti, y dos ex funcionarios del Gobierno peronista anterior a la dictadura, Norma Kennedy y Duilio Brunello, militantes de la ultraderecha peronista, han sido perdonados definitivamente de las distintas condenas y procesos por decenas de asesinatos, secuestros, torturas y estafas diversas, delitos que fueron probados ante tribunales legales.Todos ellos, que desde ayer deben ser considerados por sus compatriotas ciudadanos de pleno derecho, salvo para recuperar el grado militar o ejercer cargos públicos al menos por un tiempo, tenían prevista su puesta en libertad en la madrugada de hoy (hora peninsular española) y podrán andar por ahí, recibir homenajes de sus amigos, abrazos, saludos y augurios de felicidad de sus parientes para este año próximo en la Nochevieja.
En ese mismo momento, en cientos y cientos de hogares de todo el país, otros miles y miles llorarán la ausencia de hijos, padres, nietos, primos o hermanos desaparecidos sin saber siquiera si están muertos o cómo murieron. Ahora con la desesperación de quien piensa que ya no tendrán consuelo sus penas ni castigo el crimen.
La medida del dolor y del tamaño de la herida que voluntariamente ha reabierto y escarbado el presidente Menem se tendrá, en parte, esta misma tarde. Las organizaciones defensoras de los derechos humanos y los principales partidos de la oposición han convocado a manifestar la repulsa en las plazas de las principales ciudades del país, en lo que han llamado Día de Protesta y Duelo Nacional y piden a los manifestantes, que acudan con un crespón negro.
La concentración más importante será en la plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, sede del Gobierno. En esa plaza de Buenos Aires, tradicional barómetro que mide la tensión social en Argentina -también llamada plaza de las Madres desde que en 1978 un grupo de mujeres, madres de ciudadanos secuestrados por los militares, empezó a exigir la aparición con vida" y el "castigo a los culpables"-, los organizadores van a leer su declaración ante lo que ellos confían "será una multitud impresionante".
El presidente Menem perdió en los dos últimos días el buen humor, la serenidad y la confianza con la que se presentaba en público. Cada vez más molesto repite ante la prensa que está dispuesto a pagar "todos los costes políticos". Sin embargo, el viernes pidió al secretario general de la Presidencia, Eduardo Bauzal, que reuniera al Gabinete para compartir las razones por las que se debía indultar a Suárez Maso, el único que no había sido reclamado por nadie. El secretario legal y técnico, Raúl Granillo Ocampo, convenció al resto de los funcionarios sobre la necesidad de hacer "todo de una vez" para evitar que un proceso abierto obligue nuevamente a citar militares como testigos.
Una medida internacional
El discurso de sus ministros y asesores fue incorporado confusamente por Menem, que comenzó a explicar entonces "que esta medida la han tomado todos los países del mundo. España después de Franco, Francia después de Argelia y Estados Unidos después de Vietnam". Por último, el presidente recurrió a su pasado de preso político durante cinco años bajo la dictadura "y por eso me molesta que muchos de los que se rasgan ahora las vestiduras sean los mismos que estaban de acuerdo con todo lo que se hizo en aquella época".
El ex presidente Raúl Alfonsin hizo ayer una declaración en la que calificó la medida de "claudicación ética y política" y añadió que era "el día más triste de mi vida". Menem, que pasa la mayor parte de sus días hablando con la prensa, evitó estos días el contacto con los periodistas. El viernes viajó a la provincia de Formosa para entrevistarse con el presidente del Paraguay, Andrés Rodríguez, y firmar unos acuerdos económicos bilaterales. Ayer se fue de paseo a la provincia de Santa Cruz, al sur del país, y agregó horas de vuelo a las que necesita para conseguir su carné de piloto profesional. Antes de partir prometió estar de regreso para la hora en que se entregaría a la prensa el texto de los decretos de indulto, fechados el 29 pero firmados el pasado jueves 27. Para hoy, Menem tiene previsto un nuevo viaje, esta vez a La Rioja, su provincia natal, donde se encontrará con amigos y parientes del pueblo de Anillaco. Por su parte, los funcionarios que asesoraron a Menem han advertido que Suárez Mason y Firmenich sólo fueron indultados en los delitos por los que se los extraditó desde Estados Unidos y Brasil, por lo tanto "pueden ser procesados por algunas de las otras demandas presentadas ante los tribunales". Por esa razón disponen de 30 días de plazo para abandonar el país por alguna frontera limítrofe que les permita el paso con la cédula de identidad, sin el pasaporte.
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