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CONVULSIÓN EN LA U. R. S. S.

Rusia frente al Kremlin

La política exterior de Gorbachov, agriamente contestada por los expertos próximos a Yeltsin

Pilar Bonet

La política exterior de Mijaíl Gorbachov, el nuevo pensamiento tan bien acogido en Occidente, se ha agotado, carece de profesionalismo, de estrategia y de una concepción clara de los intereses nacionales de la URSS. Esta fulminante crítica a la parcela considerada como el más logrado aspecto de la reforma de Mijaíl Gorbachov fue realizada en una conversación con EL PAÍS por Andréi Kortunov, un politólogo de 33 años que desempeña el cargo de jefe de sección en el Instituto de Estados Unidos y Canadá, dirigido por el académico Gueorgui Arbátov.

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Kortunov es miembro de un equipo de expertos que en el instituto citado han elaborado un informe sobre los intereses nacionales de Rusia por encargo del Parlamento de la república que dirige Borís Yeltsin.En un intento de rodearse de especialistas que aborden también la política internacional, Yeltsin ha decidido incluir a Arbatov, un veterano en las conversaciones soviético-norteamericanas, y al académico Oleg Bogomolov, experto en economía socialista.

La Federación Rusa se ha dotado de una infraestructura para su proyección internacional. Entre los temas actuales para la Federación según Kortunov, están "unas relaciones independientes, o por lo menos propias, con los países fronterizos", lo que supone servicios consulares propios, así como la emigración y las relaciones económicas exteriores.

Concesiones económicas

Kortunov cree que las posibilidades de la diplomacia de Rusia dependerán de la medida en que el centro, y el mismo Gorbachov, puedan mantener la dirección de la actividad exterior, política y militar. Este estudioso piensa que Gorbachov podría avenirse a significativas concesiones en la economía y la política interna a cambio de adjudicarse el principal papel internacional.

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"En la etapa actual, por lo menos, el Ministerio de Exteriores ruso no plantea el problema de la total independencia de la diplomacia rusa", señala. "Pero ya comienzan a elaborarse modelos que contemplan total independencia de la Federación Rusa y una unión con otras repúblicas equiparable a la Comunidad Económica Europea (CEE) en la etapa inicial de su desarrollo".

Occidente ha invertido mucho en Gorbachov y no le resulta agradable su cese o sustitución por líderes imprevisibles, pues tiene razón fundada para sospechar que muchos de los Gobiernos que surgirán (en las repúblicas hoy soviéticas) no serán ni competentes ni democráticos, sino que pueden estar muy próximos al radicalismo de izquierda o derecha.

Mucho dependerá también, según el politólogo, de cómo Gorbachov pueda corregir las líneas básicas de su política internacional, renunciar a su vocación globalista y servir los intereses de la república.

Occidente, como lo demuestran los recientes viajes de Mijaíl Gorbachov a España, Francia o Alemania, sigue apostando por la URSS como un todo, pero los conflictos entre el centro y las repúblicas y las decisiones contradictorias a todos los niveles interfieren en la cooperación internacional. Cómo abordar este proceso y cómo proceder ante la Federación Rusa, la mayor y más poderosa de las repúblicas soviéticas, son cuestiones a la orden del día en las sedes diplomáticas occidentales en Moscú.

El principal reproche de Kortunov a Gorbachov es que en más de cinco años no haya logrado formular la concepción de los intereses nacionales soviéticos. "La esencia del nuevo pensamiento se redujo a la perestroika del sistema internacional, pero Gorbachov no consiguió determinar el lugar de este país en el sistema, no consiguió pasar del idealismo natural de los primeros años a una política realista", precisa.

Si la URSS hubiera tenido una concepción de los intereses nacionales hubiera podido gestionar mejor sus relaciones con la Europa oriental, con Alemania y las conversaciones sobre armas estratégicas, dice. "Hubiéramos podido obtener más con menos pérdidas. Hubiera sido mejor, por ejemplo, sacar las tropas de Europa del Este antes de que lo exigieran ellos, y tal vez entonces el Pacto de Varsovia se hubiera podido transformar en organización política".

En la concepción de política exterior para Rusia que elabora el Instituto de EE UU y Canadá se han contemplado, según Kortunov, varias posibilidades de desarrollo de la situación internacional y de las relaciones entre las repúblicas soviéticas. "En caso de desintegración política definitiva de la URSS, las relaciones con otras repúblicas también pasarán a ser competencia de la diplomacia rusa", concluye.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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