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Los documentos privados de Azaña se encuentran en España y podrán ser consultados

Una exposición recrea en Madrid la vida del político y escritor republicano

Los documentos privados de Azaña, reencontrados en 1984 en la Escuela Superior de Policía, se encuentran en España, y sus microfilmaciones podrán ser consultadas en breve por los historiadores, según dijo ayer a este periódico Joaquín Puig de la Bellacasa, asesor del ministro de Cultura. Previamente, un sobrino de Azaña había insistido en la desaparición de estos documentos. Una exposición sobre Azaña, de calidad superior a otra montada en mayo de 1987 en la Biblioteca Nacional, fue inaugurada ayer por el ministro de Cultura y el alcalde de Madrid en el parque de El Retiro.

Manuel Martínez Azaña, de 55 años, librero y vicepresidente de Acción Republicana, sobrino del que fue presidente de la República, reiteró ayer a este periódico que el importante legajo de papeles de Azaña -unos 5.000 documentos-, hallado en febrero de 1984 en la Escuela Superior de Policía, se encuentra en paradero desconocido, y reiteró que esos documentos pertenecen, por voluntad expresa de Azaña, a su viuda, Dolores Rivas Cheriff, y en todo caso a los españoles.Joaquín Puig de la Bellacasa, asesor del ministro de Cultura, afirmó que los papeles fueron entregados a la viuda de Azaña, residente en México, a través de su apoderado en España, José Valverde, y de Enrique de Rivas Cheriff. Señaló que esos papeles son propiedad de la familia Azaña, pues esa fue la voluntad del político republicano, pero no pueden salir de España pues son patrimonio histórico.

Aseguró por último que en cualquier caso todos y cada uno de los documentos han sido microfilmados y -tras las protestas de varios historiadores-, se está viendo la forma de que, en breve, puedan ser consultados por quien lo desee. Puig de la Bellacasa no concretó dónde se hallan las filmaciones ni cuándo podrán ser consultadas. Los documentos en cuestión fueron robados el 10 de julio de 1940, por la Gestapo y la policía de Franco, en la casa de Pyla-sur-Mer de Cipriano Rivas Cheriff, que junto con Lluís Companys y Julián Zugazagoitia, fue traído a España para ser fusilado. Esos documentos desaparecieron hasta ser reencontrados en 1984 en la Escuela Superior de Policía.

Según ha explicado Martínez Azaña, estos fondos incluyen documentos personales (515); documentos literarios y políticos, tales como críticas de sus obras, conferencias, y numerosos manuscritos inéditos, con obras desconocidas como El cielo y el infierno, La vara y Silva de aventuras, además de cuentos y ensayos (450); documentos de su actividad política, anteriores y relativos a la República (más de 1.000); documentos del exilio en Francia, principalmente correspondencia; unas 600 fotografías, y documentos de Cipriano Rivas Cheriff.

La modernidad

Hoy no se puede saber qué lugar ocuparía Azaña en la política nacional, afirmó Jorge Semprún, ministro de Cultura. Previamente había señalado que Azaña fue en cierto modo para la República Española una suerte de Vaclav Havel, el ex disidente que preside actualmente Checoslovaquia. Para Semprun, Azaña no fue nunca un hombre de partido sino un representante de la cultura democrática.

Blancos y rojos

La exposición Manuel Azaña 1880-1940, considerablemente más sólida que la montada en mayo de 1977 en Alcalá de Henares y luego en la Biblioteca Nacional de Madrid, gira en torno a una filmación inspirada sobre todo en los últimos años de Azaña, esto es, los de la República y la guerra. Un actor de voz impostada, que en cierto modo desvirtúa con su actuación el soberbio castellano de Azaña, recita en off pasajes particularmente lúcidos de las últimas correspondencias y discursos del escritor estadista.

Por lo demás, la exposición, difícil por cuanto se trata de fotografías de un político, ediciones de sus libros y citas, resalta en uno de los mejores escenarios posibles en Madrid, un lugar blanco y transparente en el que en su día fueron expuestas las esculturas de Henry Moore o las del arte povera. Ayer a última hora de la mañana era todo un espectáculo ver a parejas, a menudo con el pelo blanco, cruzar por el día gris y húmedo y los rojos del otoño hacia una muestra que resalta al humanista y el escritor y da toda su profundidad al estadista, y que constituye un homenaje.

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