Menem pide a los artistas argentinos obras para la Casa Rosada

Desde la primera semana de septiembre, la tradicional Casa Rosada, sede del Gobierno argentino, exhibe, de forma permanente, una de las más valiosas colecciones de arte nacional contemporáneo. Las obras -18 pinturas y cuatro esculturas- fueron donadas por un grupo de 22 artistas de gran prestigio en el país y a quienes se las pidió el secretario de la Función Pública, Gustavo Beliz, en nombre del presidente de la nación, Carlos Menem. El valor de las obras asciende en total a unos 300.000 dólares (unos 30 millones de pesetas), según la cotización actual en el mercado argentino.El ex director de Asuntos Culturales de la Cancillería, Patricio Loizaga, vinculado con la mayoría de los pintores por ser el encargado de promover sus exposiciones en el exterior, hizo pública la idea, que fue recogida de inmediato por Beliz. El presidente Menem presidió de forma honoraria la Comisión de Arte Argentino Contemporáneo que encargó a un grupo de críticos la selección de los artistas. Los elegidos fueron al fin Luis Benedit, Ary, Brizzi, Ricardo Carpani, Norberto Cresta, Hernán Dompe, Jorge Demirjian, Nicolás García Uriburu, Edgardo Jiménez, Carlos Gorriarena, Kennet Kemble, Gyula Kosice, Marta Minujin, Luis Felipe Noé, Miguel Ocampo, Pérez Celis, Rogelio Polesello, Luis Puente, Josefina Robirosa, Clorindo Testa, Leopoldo Torres Agüero, Leo Vine¡ y Luis Wells.

El catálogo que editó el Gobierno fue pagado por las empresas privadas que también han sido invitadas a colaborar. En el prólogo, Patricio Loizaga advierte que "los artistas que no fueron invitados en esta primera ocasión no deben sentirse excluidos Esta iniciativa se potenciará y se multiplicará en la medida en que la sociedad, el Estado y el Gobierno sean capaces de generar la respuesta que el desafío cultural argentino reclama y merece"

El crítico Miguel Briante reconoce que los elegidos, "por su trayectoria o su empecinamiento, según los casos", formarían parte de un imaginario museo del arte nacional. Briante advierte que "la tendencia general parece resolverse en que cada artista ha decidido mandar su propio sello".

Varios de los artistas han tenido en cuenta el lugar en el que quedarían definitivamente expuestas sus obras, y han tomado, como base de sus lenguajes figurativos, ciertos hechos históricos: las batallas por la independencia, las manifestaciones en la Plaza de Mayo y hasta mitos políticos como Juan y Eva Perón.