Santiago Grisolía quiere crear en España un centro de investigación sobre el genoma humano

Santiago Grisolía, premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica de este año, ha decidido impulsar la creación en España de un centro específicamente destinado a profundizar en el conocimiento del genoma humano. El biólogo valenciano aprovechará la estancia en Santander de destacados investigadores internacionales en este ámbito para empezar a sentar las bases del centro. Estos científicos participan en el seminario sobre el genoma que dio comienzo ayer en el paraninfo de la Magdalena, organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).

"Al más alto nivel político", explicó Grisolía a este diario, "interesa que España no se quede fuera de la competición en esta importantísima área de investigación". Para alcanzar este propósito, agregó el director del Instituto de Investigaciones Citológicas de Valencia, es preciso coordinar los grupos que actualmente desarrollan trabajo en esta área, pero también es "del mayor interés" crear un centro específico.El investigador valenciano ha explicado por carta sus intenciones a una treintena de científicos que trabajan en España o en el extranjero. Con algunos de ellos debatirá esta semana la cuestión y tratará de elaborar con mayor precisión el censo de españoles que realizan investigación punta en este ámbito. Con todos ellos espera reunirse en el Ministerio de Sanidad a finales de año.

El Fondo de Investigaciones Sanitarias, dependiente del citado ministerio, es el organismo con que cuenta el profesor Grisolía para llevar a cabo sus propósitos, pero a la reunión de final de año desean que acudan tanto representantes del Ministerio de Educación y Ciencia como los consejeros de Sanidad de las distintas autonomías. Para él es muy importante participar con decisión en la carrera que se desarrolla en un campo de investigación "en el que, afortunadamente, no nos hemos quedado atrás".

El mayor impulso a la investigación del genoma humano corre a cargo del Gobierno de Estados Unidos, que está dispuesto a invertir 300.000 millones de pesetas en los próximos 15 años para conocer la posición exacta en los eromosomas de los aproximadamente 100.000 genes del ser humano. Este conocimiento será básico para el tratamiento de las casi 4.000 enfermedades genéticas que nos afectan.

La Administración norteamericana ha sido también pionera en abrir cauces al tratamiento de enfermedades mediante la manipulación genética al autorizar, hace sólo unos días (véase EL PAÍS del día 5 de agosto), un primer experimento de terapia génica sobre humanos, concretamente sobre pequeños con deficiencia de adenosina deaminasa, la enfermedad de los niños burbuja. "Me parece muy bien esta decisión", afirmó de manera tajante el profesor Grisolía; "se ha estudiado de manera muy profunda el caso, y el experimento va a efectuarse bajo controles estrictos. Antes o después había que hacerlo", subrayó el investigador, "porque lo que no tiene sentido es no utilizar todos los medios a nuestro alcance para curar enfermedades. Yo tuve una excelente amiga que murió de melanoma maligno, y me habría gustado que hubiera sido tratada con técnicas de ingeniería genética para evitar su muerte".

Santiago Grisolía considera que un buen conocimiento del genoma producirá cambios profundos en la medicina, "al potenciar la prevención sobre la curación". Algunas enfermedades graves podrán ser diagnosticadas incluso antes del nacimiento, con la consiguiente posibilidad de recurrir al aborto terapéutico si la madre lo considera oportuno. También será posible diagnosticar la aparición de ciertas enfermedades años antes de que éstas se manifiesten. Éstas y otras muchas posibilidades que abre la investigación genética colocan los problemas éticos en un primerísimo plano. "La comunídad científica", afirma Grisolía, "debe desarrollar por consenso una serie de orientaciones étícas para evitar que suceda lo que pasó con la investigación de la energía atómica".