Cuatro restaurantes se reparten los cócteles de las instituciones

Comunidad Autónoma y Ayuntamiento de Madrid dicen gastarse, respectivamente, 4 y 40 millones de pesetas anuales en la organización de cócteles. Las firmas elegidas para servirlos también difieren de la sede del Gobierno regional en la Puerta del Sol a la plaza de la Villa. Mientras que los responsables del Gabinete de Relaciones de la Comunidad decidieron encargar todos sus ágapes a una sola casa, el Ayuntamiento lo reparte entre tres.

"Y, tras agradecerles su amable presencia en este acto, les invito a degustar un pequeño piscolabis". Aplausos. El Presidente regional, Joaquín Leguina, y el alcalde de Madrid, Agustín Rodríguez Sahagún, suelen terminar así sus discursos en las numerosas recepciones de bienvenida, felicitación e inauguraciones varias que presiden en el año. En la sala anexa, camareros de etiqueta disponen en bandejas los canapés que acompañan la tradicional "copa de vino español" a la que se refieren el presidente o el alcalde. En realidad, el vino no es especialmente solicitado por el séquito de consejeros, concejales, funcionarios e incondicionales que se abalanzan, con tímido comedimiento primero, con apetito no disimulado después, sobre las fuentes. Whisky, caviar, salmón, gambas con gabardina y jamón de Jabugo son, inexorablemente, los primeros manjares en desaparecer."Después de una larga temporada de ir cambiando de restaurante y soportar todo tipo de fritangas indecentes, canapés resecos y peleas de camareros en medio de los salones nos decidimos por uno que es impecable y barato", dice un portavoz regional.

En el Ayuntamiento se está organizando estos días un concurso público para adjudicar este jugoso servicio a una o varias empresas del sector. Según Carlos Martínez, concejal de Personal, el municipio se suele gastar un máximo de 40 millones en organizar los cócteles protocolarios y, hasta ahora, lo organizan tres casas diferentes.

Entre 5% y 5.000 pesetas

La magnificencia del ágape depende de la ocasión, pero los precios suelen oscilar entre las 500 pesetas por persona de un desayuno o un "pinchito" y un zumo a media mañana, a las 1.300 de un cóctel en toda regla, con entradas, bebidas alcohólicas, alimentos calientes, pastelillos, cava y licores, o, en el límite de lo pantagruélico, cenas y comidas oficiales, con una tarifa entre 4.000 y 5.000 pesetas por persona.A veces, los camareros se ven obligados a hacer verdaderos juegos malabares. Cualquier lugar, por insólito, inadecuado o insalubre que parezca, puede ser escenario de las comidas de campaña que son a veces los cócteles. Todo depende de la ocasión. El séquito presidencial o municipal está acostumbrado a engullir emparedados entre las vigas de un puente en construcción, los sacos de cemento de una nave industrial, o a la vera de una depuradora de aguas fecales.

En cualquier caso, la organización de estos ágapes tiene también su estrategia interna. "En cuanto aparece el Jabugo, hay que reordenar el tráfico con un golpe de efecto -léase distribución de nuevos canapés o copas- para evitar las aglomeraciones en torno al camarero que porta la codiciada bandeja del pata negra", comentan en Protocolo de la Comunidad.