Ecologistas taponan con cemento colectores que vierten residuos a la ría de Mundaka

Una veintena de ecologistas de Vizcaya taponaron ayer con cemento dos colectores de las empresas que realizan vertidos ilegales en la ría de Mundaka, declarada parque natural y reserva de la biosfera por la Unesco. Este acto de protesta pretende criticar la "pasividad y el descontrol de las instituciones", según el Taller Ecologista de Gernika, promotor de la acción.

La mayoría de las empresas que componen el polígono industrial de la vega de Gernika carecen de autorización para realizar vertidos, según se desprende del listado de concesiones aprobado por la Confederación Hidrográfica del Norte, (ver EL PAÍS del pasado día 5 de junio de 1990).Los miembros del Taller Ecologista de Gernika, Impulsores de la acción, calificaron de "tomadura de pelo" la actitud de la Confederación y no descartaron realizar acciones contra el citado organismo, dependiente de la Administración central. "Sabemos que con esa gente no hay nada que hacer, porque forman parte de uno de los organismos más desarrollistas y conservadores de este país. ", afirmaron los portavoces de ese colectivo ecologista.

Nube tóxica

El acto de protesta comenzó sobre las 10.30 de la mañana de ayer. Un par de grupos, formados cada uno de ellos por unas 20 personas, se dirigieron con numerosos sacos de cemento y ladrillos hacia los dos colectores elegidos para la acción. En uno de ellos vierte ilegalmente la empresa Aprovechamientos Siderúrgicos, SA (ASSA), y en el otro, cinco industrias que los miembros del Taller Ecologista de Gernika no pudieron concretar. En menos de media hora, los verdes sellaron con cemento la boca de los colectores, sin que se produjera ningún incidente. La acción fue aplaudida por los trabajadores de una empresa de la vega.Asimismo, los miembros del Taller de Gernika denunciaron los atentados ecológicos realizados por la cooperativa Serrería Toña Leginetxe los pasados días 5 de junio y 31 de mayo. "Trabajadores de esa empresa quemaron por la noche serrín con ácidos y diferentes materiales utilizados en el tratamiento de la madera, creando una nube tóxica y maloliente que ha crispado a los gernikeses", dijeron.