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El teatro en la RDA, frente al coloso federal

El proceso de unificación alemana implica grandes cambios en los escenarios del país

La estructura teatral de la RDA, que cuenta con 54 compañías estables y casi 200 teatros, está sufriendo una reestructuración total, al igual que el resto de las instituciones, para poder enfrentarse al proceso de unificación alemana y entrar así en el económicamente potentísimo circuito teatral (le libre mercado. La eliminación de los controles políticos y el cambio radical de programación -Ionesco, Beckett y Arrabal ,por ejemplo, son totalmente nuevos para el público de la RDA- son algunos de los aspectos de esta revolución en el campo de la escena.

Hasta noviembre de 1989, los teatros de la RDA funcionaron bajo una estructura piramidal férrea de carácter dictatorial, supervisados ideológica y económicamente por unas comisiones censoras (gremiums) del partido en el poder. Los miembros de las 54 compañías estables de los casi 200 teatros del país (más cuatro teatros nacionales en Berlín Este), disfrutaban de presupuestos acordes a su grado de colaboración y de numerosos privilegios frente al resto de la población.Por todo ello, en los inicios de la llamada revolución pacífica se pidió la dimisión por colaboracionistas de los funcionarios y directores generales que habían estado al frente de los teatros.

Hasta el momento, la cuestión se está solucionando de forma democrática, pues no se trata de expulsar a todos los que han trabajado con los socialistas, sino a aquellos que se han aprovechado de sus puestos de forma indebida.

En cuanto a la reestructuración formal del funcionamiento de los teatros, se está intentando adaptarlos a las características de los de la RFA en lo referente a las subvenciones, aunque existe la dificultad de que las fuentes institucionales paralelas todavía no existen.

En la RFA los teatros son subvencionados aproximadamente, por regla general, en un 56% por los municipios, un 30% por los Estados (que aún no existen como tales en la RDA) y por la federación con el 14% restante. Además, municipios como Leipzig o Dresden no tienen ni los medios económicos ni las estructuras necesarias para el cambio.

Otro de los problemas de difícil resolución es que los miembros de las compañías teatrales son funcionarios vitalicios y humanamente de difícil reciclaje para entrar a competir en el mercado libre. A pesar de todo, el cambio se está llevando a cabo a partir de cierto grado de solidaridad entre profesionales y de la sustitución de algunos cuadros dirigentes por hombres de teatro con gran experiencia en la Alemania Occidental.

Ello tendrá a su vez como resultado el cambio radical de la programación; autores como lonesco, Becket, Arrabal, entre otros, son totalmente nuevos para el público de la RDA. Es indudable que a lo largo de los años el teatro de la RDA ha creado un estilo propio de una calidad nada despreciable, para muchos superior al que se hace en la RFA por su precisión conceptual, la técnica más económica, más fría, más brechtiana si se quiere, de sus actores; técnica siempre de menor vistosidad, aunque no por ello menos impactante y llena de fantasía.

Dorn, Langhoff y Castorf

El auge y el éxito de los directores provenientes de la Alemania Oriental en los últimos años, como Dieter Dorn, Alexander Lang, Thomas Langhoff, Frank Castorf y un largo etcétera, son prueba suficiente de calidad y rigor, así como la pequeña muestra que el Teatro de Schwrin presentó en los Encuentros Teatrales de Berlín, una recopilación de las canciones de la FDJ (juventudes socialistas) cantadas con gracejo crítico por sus miembros, cincuentones todos ellos, y puestas en escena por Christof Schroth, futuro director del Berliner Ensemble.

Tanto críticos como autores o directores coinciden en que no se puede considerar que haya un teatro del Este y otro del Oeste específicamente, pero sí que es el momento en que las experiencias del uno deben abonar al otro y viceversa.

Heiner Müller, de la RDA, dice que intenta reinventar una forma de escribir y que es buen momento para el surgimiento de una nueva dramaturgia.

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