Rettig: "Lo ideal es que la verdad conduzca a la justicia"
Un anciano abogado preside la comisión que investiga los crímenes de la dictadura chilena
El abogado Raúl Rettig, de 81 años, presidente de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, creada para esclarecer las más graves violaciones de los derechos humanos cometidas durante la dictadura chilena, espera la colaboración del Ejército en esta tarea. No sufrió persecución en el régimen anterior, aunque fue embajador en Brasil del Gobierno de Salvador Allende y opositor al Gobierno militar. "Esto me permite tener la objetividad necesaria para actuar sin pasión", manifestó.
Ex presidente del Colegio de Abogados y ex senador, Rettig no ha ido objetado por nadie en su nuevo cargo, pese a las críticas de la derecha y del Ejército a los efectos que tendrá la tarea de la comisión: investigará los delitos del Estado contra personas y los cometidos por particulares con pretextos políticos y en los que hubo muerte o desaparición de la víctima. La comisión comenzó ayer, por orden alfabético, a recibir una breve relación de casos sobre cada uno de los cinco tipos de delitos: detenidos desaparecidos, ejecutados y torturados con resultado de muerte en que esté comprometido el Estado o sus agentes y secuestros y atentados contra la vida con resultado de muerte cometidos por particulares con pretextos políticos. En Santiago, 12 personas atienden en una céntrica oficina las solicitudes de los representantes de ambos tipos de víctimas: de la violencia represiva y de la antidictatorial."Los delitos que causan la muerte y quitan el principal valor que los abogados defendemos, la vida, son de idéntica naturaleza. Pero, naturalmente, es más grave que los encargados de guardar el derecho lo violen en su grado máximo, como es causar la muerte", dijo Rettig.
Pregunta. ¿Qué espera de las Fuerzas Armadas y en particular del Ejército?
Respuesta. Pienso que vamos a contar con la colaboración del Ejército. Así lo ha expresado el comandante en jefe de la institución (el general Augusto Pinochet). Si bien él advierte que lo hará dentro de la Constitución y la ley; no me parece que eso sea una limitación, porque a nadie se le ocurriría pedirle algo fuera de ellas.
P. ¿La comisión visitará los recintos secretos que fueron usados para detenciones y torturas?
R. Utilizaremos todos los medios que nos permita el decreto de formación de la comisión para averiguar la verdad. Si es necesario practicar esas visitas, lo más probable es que las hagamos.
P. ¿Citará a cualquier persona sin importar su rango?
R. Sí. Invitaremos, porque no podemos citar, sino invitar, a todo el que sea necesario.
P. ¿Qué hará si alguien se niega a concurrir?
R. Desgraciadamente, tiene perfecto derecho a negarse. La concurrencia es voluntaria, como especifica el decreto que formó la comisión. No es un contrasentido: la comisión no tiene las atribuciones ni funciones de un tribunal de justicia.
P. ¿Teme vulnerar la ley de amnistía dictada por el pasado régimen en 1978, materia sobre la cual el Ejército ya expresó su aprensión?
R. No. Esa aprensión es absolutamente injustificada. Vulnerar la ley de amnistía sería concretamente pronunciarnos acerca de casos que ya están juzgados por los tribunales de justicia. Si alguien ha sido favorecido por la ley de amnistía, no podemos entrar a revisar su situación y a declarar que está mal amnistiado. Podremos, sí, solicitar su colaboración para que aclare el hecho.
P. El fusilamiento de 72 personas en 1973 fue amnistiado.
R. No le quepa duda que esto será materia de preocupación. Pero no violaremos la ley de amnistía. No vamos a declarar culpable a quien ha sido sobreseído, pero haremos una reseña de lo que averigüemos.
P. ¿Qué harán con los casos denunciados?
R. Sistematizaremos los casos en áreas para presentarlos en un informe al presidente como un fenómeno cuyas causas, corrección, modo de evitar y reparación tenemos que estudiar.
P. ¿Basta saber la verdad para la reconciliación o es también necesaria la justicia?
R. Lo ideal es que la verdad conduzca a la justicia. Tenemos la obligación de entregar en reserva a la justicia ordinaria todo lo que descubramos y que no haya sido materia de procesos hasta ahora. Ésta es ya una manera de perseguir justicia. Cuando se conozcan los casos principales, las razones del fenómeno y las formas de reparación, al terminar nuestra labor, se habrá dado un paso a la reconciliación.
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