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El otro idioma de Alberti

José Monleón estudia la obra teatral del poeta

El público dedicó una ovación cerrada a la notable actuación de Rafael Alberti, pese a que ni un solo espectador había entendido ni una palabra, aunque se lo había parecido. Para agradecerle a José Monleón haber escrito un libro de medio millar de páginas sobre su teatro, Rafael Alberti recitó de memoria el misterioso parlamento que prologa La pájara pinta, la comedia para títeres que se ha impuesto como una de sus piezas memorables. Además de un centenar de entusiastas, aplaudieron al poeta el crítico José Monleón, autor del estudio, y el actor José Luis Pellicena.

Rafael Alberti llegó puntual, vestido con una elegante chaqueta blanca que hacía juego con su melena, y acompañado de un séquito en el que figuraban dos espigadas mujeres y el poeta Luis García Montero, coordinador de la Fundación Rafael Alberti, dependiente de la Diputación de Cádiz, que ha coeditado del libro junto con la revista Primer Acto.Aunque era la hora prevista para el inicio, el poeta entró en la cafetería del Círculo de Bellas Artes y se tomó un café que le diera fuerzas para resistir una hora entera de elegías bajo el calor de los focos. Al cabo, fue él quien rompió el sopor del incienso que desde hace cierto tiempo intenta convertirlo en tesoro de bibliofilia, y declamó el guirigay lírico bufo -así lo llama él- que prologa La pájara pinta, y lanzó al aire unos cuantos de esos versos que dibuja como otros dan las buenas noches. Las estaba dando.

Ya casi toda España sabe cómo declama Alberti, al viejo modo quejumbroso, pero quizá no sepa de su memoria de elefante que le permitía competir con Dámaso Alonso recitando versos de Góngora y Lope por El Retiro. Alberti, que escribió para Margarita Xirgú más de una pieza, es el autor de El hombre deshabitado, El adefesio y Noche de guerra en el museo del Prado, entre otros textos para la escena.

Misterio y farsa

Luis García Montero, compilador de la obra completa de Alberti en Aguilar, dijo entre otras cosas que el teatro del poeta alcanza el "misterio lírico", la "alta tragedia" y la "farsa callejera", y se mantuvo siempre al margen del uso.Según dijo, El tiempo y el teatro de Rafael Alberti, la obra de Monleón, reúne el triple interés de reflejar la historia de España, la de Alberti y la muy compleja de su teatro.

José Monleón, que confió en la sinceridad de los elogios recibidos, dijo entre otras cosas que su libro es "una apasionada declaración contra la escena española", propensa al jesuitismo, la abstracción y la oscuridad, e incapaz, como ha demostrado en ocasiones, de ver la carnalidad y posibilidades de las obras de Alberti.

Gonzalo Cañas, que dirigió en su día La pájara pinta, recordó que para el propio autor esta pieza para títeres fue más "hecha con los pies que con la cabeza". José Luis Pellicena, intérprete de una adaptación del libro de memorias La arboleda perdida, que se exhibe por España, opinó que la vida de Alberti está marcada "por la luz y el exilio", y, según dijo, ha podido comprobar "cómo el teatro popular llega al público de un modo directísimo cuando es realmente popular".

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