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Moscú quiere conservar su parte de Alemania

Bonn considera un éxito la reunión 'cuatro más dos'

Para un optimista -y ésta ha sido la postura del Gobierno de Bonn-, la primera sesión de la conferencia cuatro más dos, celebra da el sábado en la capital federal, fue un éxito. La Unión Soviética dejó definitivamente abierto el camino para la unidad alemana al renunciar a relacionarla con la consecución de un acuerdo sobre la cuestión político-militar, es decir, la pertenencia o no de la futura Alemania unificada a la Alianza Atlántica. Para un pesimista, lo cierto es que Moscú no quiere abandonar su parte de Alemania.

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Para abundar en esta opinión, esa visión pesimista señala que el ruido de sables en los pasillos del Krerrilin sube de volumen cuando alguien habla de ceder lo que se ganó en Ia gran guerra patria" contra la Alemania de Hitler.El sábado, los ministros de Asuntos exteriores de EE UU, la URSS, Francia, el Reino Unido y las dos Alemanias volvieron a repetir lo que ya habían dicho, esto es: que nadie pone en duda el derecho y el deseo de los alemanes a unificarse, y que, consiguientemente, los aspectos interalemanes de la unificación, es decir, la unificación real del país, son una cuestión interna.

Esto significa que, al margen de las primeras reticencias de Moscú, los alemanes van a aplicar el ya famoso artículo 23 de la Ley Fundamental de la República Federal de Alemania (RFA), la llamada vía rápida a la unificación. El 1 de enero de 1991 la República Democrática Alemana (RDA) se habrá reestucturado en los cinco lánder tradicionales más Berlín, y una vez estos Estados federados hayan celebrado elecciones y constituido sus Parlamentos -todos a un tiempo, pedirán su ingreso en la RFA.

Entonces, de hecho, quedarán obligados por los tratados y obligaciones contraídos por Bonn, el más importante de ellos su pertenencia a la Alianza Atlántica así como a la Comunidad Europea. ¿Dejarán de pertenecer al Pacto de Varsovia? A efectos prácticos, no. Los 380.000 soldados soviéticos seguirán en sus cuarteles al otro lado del Elba.

Estados Unidos intenta evitar que en la conferencia cuatro más dos se aborde el diseño del nuevo edificio de la seguridad en Europa y pretende dejarlo para otros foros. Moscú insiste en todo lo contrario. Pero si se calculan las fechas de las próximas sesiones que se acordaron el sábado -primeros de junio en Berlín Oriental, julio en París y septiembre en Moscú-, puede calcularse que, a falta aún de dos sesiones -Washington y Londres-, las cuatro potencias vencedoras de la II Guerra Mundial y las dos Alemanias no habrán finalizado sus trabajos a tiempo para la sesión de la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE) que debería tener lugar en Viena en octubre, y a la que se quería llegar con el tema alemán resuelto.

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En Occidente se esperaba poder convencer a Moscú de que abandonara su parte de Alemania a cambio de concesiones económicas y financieras, así como de seguridades estratégicas. Lo que no estaba previsto es que la situación interna en la Unión Soviética se deterioraría de tal manera que el efecto psicológico de entregar Alemania pudiera poner en peligro la propia cabeza de Mijafl Gorbachov y de su equipo.

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