De Tiananmen a Praga
A. F.-S. "No hay lugar", afirma Semprún, "para entrar aquí en si esta expansión del consumo de imágenes es síntoma, de decadencia de la cultura. Esta cuestión nos pondría ante una averiguación casi de orden metafísico, que se escapa de los enunciados más humildes de la creación de una industria. Pero sea cual sea su alcance de fondo, el fenómeno es universal".
"Por ejemplo, en los sucesos de Tiananmen o en los de Praga, había siempre alguien que portaba una pancarta que ponía delante de las cámaras que filmaban los acontecimientos. El idioma empleado era indefectiblemente el inglés, un idioma de extensión universal: 'We want liberty', lo que sólo se puede interpretar como un síntoma de que existe plena conciencia, desde China a Checoslovaquia, de la universalidad del consumo de imágenes."
"¿Está España en condiciones de aportar Imágenes propias a este consumo uni versal de ellas? Pienso, con to das las cautelas y sin alentar arrogancias, que sí, que podemos ofrecer algo propio, algo que tenga por tanto un lugar también propio en este fenó nieno expansivo universal. Mitterrand dijo no hace mucho que sentía temor por el futuro de las lenguas europeas, salvo el inglés y el español, que son lenguas intercontinentales, desparramadas por todo el mundo. Este es un factor que hay que tener en cuenta al hablar del futuro del cine español: el idioma".
"Pero además", añade Semprún, "el cine español, aunque no cuente aún con una industria cinematográfica en sentido estricto, tiene un abanico de talentos -que abarca una gama tan variada como la que hay entre mentalidades tan diferentes como Víctor Erice y Pedro Almodóvar- que puede dar señas de identidad propias de una cinematografía con valores estáticos y culturales muy clíversos y escrituras cinematográficas muy diferentes. Contamos por tanto con lo indispensable. Y detrás hay una historia reciente colectiva tan rica en situaciones, tan compleja y tan inexplorada, que es una cantera inagotable de Imágenes con valor universal".
Babelia
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